Parece que los nubarrones que tapaban la solar fotovoltaica se han ido disipando. El pasado año en España se instalaron 135 MW de nueva potencia fotovoltaica, frente a los 55 MW instalados en el 2016 y a los 49 MW del 2015, según la Unión Española Fotovoltaica (UNEF). En el sector ya se habla del renacer de la fotovoltaica en España y se vuelve a soñar con recuperar liderazgo mundial perdido. ¿Qué hay detrás de este renacer?
Uno de los principales motivos de este crecimiento de la potencia fotovoltaica instalada es “el aumento de competitividad de la tecnología”, afirma José González Cortés, presidente de la sección de Solar Fotovoltaica de la Asociación de Empresas de Energías Renovables (APPA). El coste de generación de la solar fotovoltaica ha caído un 73% desde el año 2017 y, en su último informe, la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA) prevé que se reduzca todavía más en los dos próximos años, hasta la mitad. La electricidad producida con solar fotovoltaica es la que más se ha abaratado de todas las tecnologías renovables.
“El aumento de la potencia instalada se produce tanto a nivel de autoconsumo como de grandes proyectos fotovoltaicos para vender la energía a la red”, explica González Cortés. En referencia a los grandes parques, el director general de UNEF, José Donoso, destaca que es como “si la subasta energética del pasado mes de julio hubiese actuado como un banderín de salida”. Donoso se refiere a la subasta de energía renovable llevada a cabo por el Gobierno y en la que el sector fotovoltaico se adjudicó 3.909 MW de los más de 5.037 MW otorgados, que deben ser instalados antes de finales del 2019.
“En estos momentos, la energía solar fotovoltaica ya es competitiva sin necesidad de subvenciones”, señala González Cortés. Una situación muy distinta a los años del boom de la fotovoltaica en España, que acabaron dramáticamente con la desaparición de las primas a esta renovable. El capital es muy consciente de este nuevo escenario y ya vuelve a mirar hacia España para invertir en el sector fotovoltaico nacional.
También importante es el crecimiento registrado en el ámbito de las instalaciones de autoconsumo. “En muchos sectores, como el agrícola, el vitivinícola, el agroalimentario, el de la distribución y el hotelero, las empresas han decidido apostar por la tecnología fotovoltaica porque contribuye a reducir de manera importante los costes de aprovisionamiento de energía eléctrica, incrementando la competitividad”, aseguran desde UNEF.
Y ello a pesar de que “el autoconsumo tiene una normativa poco amigable, entre la que destaca el conocido como impuesto al sol, un peaje que deben pagar las instalaciones que superan los 10KW”, explica González Cortés. De hecho, UNEF identifica el obstruccionismo administrativo como la principal barrera para el desarrollo del autoconsumo. Es decir, no todos los nubarrones han desaparecido.
A pesar del avance registrado el año pasado, España sigue lejos de otros países europeos como Alemania, que en el 2017 instaló 1.750 MW de nueva potencia fotovoltaica, Bélgica, donde se instalaron 264 MW fotovoltaicos y Países Bajos, con 853 MW de nueva potencia. La comparación deja aún más en evidencia a España si se tiene en cuenta que es uno de los países con más horas de sol.