Así pues, el estudio desmonta, por si aún quedaba alguna duda, la “leyenda negra” alimentada desde ciertos intereses creados sobre el supuesto efecto negativo de las primas a esta energía renovable en la economía. Adicionalmente las primas a la termosolar representaron un 3% del total de las primas recibidas por las renovables en 2010, debido a que la energía termosolar ha comenzado a recibir primas a la generación casi diez años después que otras tecnologías como la eólica, la fotovoltaica, la biomasa y la minihidráulica.
Según dice textualmente el informe, “si se ponen en la balanza los impactos positivos que se derivan de las actividades del sector, llámese contribución al PIB de 1.650 millones de euros; generación de 23.844 empleos; aportaciones por concepto de cotización a la Seguridad Social, 270 millones de euros; impuestos sobre beneficios de sociedades, 66 millones de euros; IRPF, 71 millones de euros; ahorro en concepto de derechos de emisión, 5 millones de euros; sustitución de importaciones de combustibles fósiles, 24 millones de euros, y posicionamiento de las empresas españolas en el mercado internacional, puede constatarse que las políticas de apoyo a esta tecnología a través de las primas a la generación, que en 2010 supusieron 185 millones de euros, han sido una apuesta eficiente en términos económicos y tecnológicos para nuestro país”.
A estas cifras habría que añadir el coste de los subsidios de desempleo medios que el Estado se ha ahorrado de pagar a las 23.844 personas que habrían estado sin ocupación de no haberse construido las centrales termosolares y que habría ascendido a 176 millones de euros sólo el año 2010, una cantidad equivalente al total de primas recibidas. Dicho de otro modo, por cada euro en primas a la termosolar, el Gobierno se ha ahorrado otro en subsidios de desempleo.
El número total de personas empleadas por el sector termosolar ascendió a 23.844 en el año 2010, especialmente en zonas económicamente deprimidas (Andalucía, Extremadura, Castilla-La Mancha) y con un beneficioso impacto en sectores muy afectados por la crisis, como la construcción, el metal y los montajes industriales. La conclusión de Deloitte es que, si se cumplen los objetivos establecidos en el Plan Nacional de Energías Renovables (PER), el sector termosolar mantendría este nivel de empleo durante todo el decenio y que sostendría unos 20.000 puestos de trabajo anuales en el año 2020. Asimismo, de mantenerse los apoyos necesarios para alcanzar los objetivos de penetración establecidos en el borrador del PER, la contribución al PIB nacional pasaría de los 1.650,4 millones de euros de 2010 a los 3.516,8 millones en 2020.
Las oportunidades de innovación de las diferentes tecnologías de energía solar termoeléctricas son muy importantes, ya que a pesar de que se trata de una tecnología existente desde los años 80 no es hasta 2006 cuando se ha producido el despegue, principalmente en España y en Estados Unidos. En este sentido, Deloitte subraya que es fundamental establecer incentivos económicos que faciliten el I+D+i, aseguren el progreso de la tecnología y eviten que los proyectos futuros sean una repetición de las centrales actuales. El esfuerzo en investigación del sector termosolar representa el 2,67% de su contribución al PIB, una cifra dos veces mayor que la media nacional e incluso superior a los porcentajes globales en países como Alemania y Estados Unidos.
Desarrollo de la tecnología
Según el estudio, el desarrollo de esta tecnología en los próximos años dependerá de los resultados que produzcan estos avances, pero también de las señales económicas que reciban los promotores de estas instalaciones, por lo que es “fundamental” que el próximo marco retributivo, definido para las centrales que se construyan a partir de 2014, incentive a realizar las inversiones necesarias para cumplir con los objetivos de potencia establecidos en el borrador del PER 2011-2020.
Deloitte destaca que España es líder en la instalación de centrales termosolares y cuenta con empresas capaces de suministrar bienes y servicios prácticamente en toda la cadena del valor. “Este dato es especialmente relevante –subraya la consultora- si se tienen en consideración las expectativas de crecimiento de esta tecnología a nivel mundial en el corto y medio plazos. En este sentido –añade-, los promotores y constructores españoles ya desempeñan un importante papel tanto como exportadores de tecnología como a través de la inversión directa; dicho papel podría perderse si no se continúa el esfuerzo en nuestro territorio asegurando la ventaja competitiva que supone estar a la vanguardia tecnológica”. Existe ya una presencia internacional directa de empresas españolas del sector en los principales mercados, bien por estar construyendo centrales termosolares, bien por haber instalado oficinas comerciales en Estados Unidos, India, el Norte de África, México, Chile, Italia, Oriente Próximo, Suráfrica y Australia, entre otros países.
El coste de las nuevas centrales que se diseñaran hoy en día sería sensiblemente menor que el de las inscritas en el Registro de Preasignación de Retribución y en el futuro se espera una reducción todavía más pronunciada a medida que se avanza sobre la curva de aprendizaje y se investiga sobre nuevas tipologías de centrales, materiales equipos y procesos. España, sostiene el estudio de Deloitte, puede jugar un papel muy relevante en este sentido, ya que cuenta con infraestructura de I+D+i de vanguardia y profesionales altamente cualificados para ello.
La energía solar termoeléctrica, por sus particulares características, tiene una serie de ventajas sobre otras tecnologías renovables, siendo la más importante de ellas la posibilidad de gestionar la generación de acuerdo con la demanda del Operador del Sistema (Red Eléctrica) gracias a su capacidad de almacenamiento e hibridación. Esta característica resulta esencial ante futuros escenarios de generación eléctrica libre de emisiones de CO2. Las centrales termosolares operativas a finales de 2010 ya evitaron una emisión de 1.236.170 toneladas de gases de efecto invernadero y contribuyeron a que España cumpliera sus compromisos internacionales por el Protocolo de Kioto.
Por otra parte, la utilización de un recurso renovable tan abundante en España como es el sol supone al mismo tiempo un ahorro para nuestro país al sustituir importaciones de combustibles fósiles y una mitigación del riesgo que se deriva de esta situación, al tiempo que favorece el desarrollo de una industria nacional. Deloitte destaca que en el año 2010 la producción de energía solar termoeléctrica en España ha evitado importar alrededor de 140.000 toneladas equivalentes de petróleo (tep) y que las centrales ya operativas al final de ese mismo ejercicio sustituían cerca de 500.000 tep.