Este hecho viene avalado por los numerosos problemas de seguridad que la central nuclear lleva arrastrando desde hace años, con la connivencia del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) y del Ministerio de Industria, y la pésima cultura de seguridad de la compañía que opera esta central, la Asociación Nuclear Ascó-Vandellós (ANAV) (la cual ocultó durante meses el escape de radiactivo al medio ambiente de finales de 2007 de la central de Ascó-1, y del que la opinión pública se enteró gracias a Greenpeace, pero ya en mayo de 2008).

Greenpeace demanda al Gobierno Zapatero que, en cumplimiento de sus compromisos, ponga en marcha un plan de cierre de las centrales nucleares, fijando la vida útil de cada una de estas instalaciones en 30 años. El PSOE dispone de un informe propio que demuestra que es posible cerrar todas las centrales nucleares de aquí al 2017.

Vandellós-2 sigue sin solucionar, desde 2005 (cuando se conoció públicamente el fallo gracias a otra denuncia de Greenpeace), el mal funcionamiento del sistema de refrigeración de emergencias de la central nuclear, que se rompió en 2004, debido a la corrosión. Tras una parada prolongada de cuatro meses, el CSN permitió a la central arrancar de nuevo en septiembre de 2005 sin haber solucionado ese problema, con el compromiso de que la compañía propietaria sustituyera cuanto antes el sistema inicial por otro no susceptible de sufrir corrosión. Éste último no se inauguró hasta finales de 2009, pero no funciona adecuadamente por desajustes en el caudal del agua. El CSN sigue haciendo la vista gorda al respecto, permitiendo su funcionamiento, a pesar de que ello supone mantener la central en condiciones de seguridad degradada.

En 2008, la central sufrió un grave incendio

Además el sistema contra incendios del edificio de control de la central nuclear no funciona desde 2009, como mínimo, lo que obliga a realizar un protocolo de inspección que no se ha cumplido en repetidas ocasiones. En verano de 2008 la central sufrió un grave incendio en el edificio de turbinas de la central, componente que sufría vibraciones que no se solucionaron en su momento, debido a la falta de cultura de seguridad y el afán de minimizar costes.

"Las energías renovables proporcionaron el año 2009 un 26% de nuestra electricidad, frente a un 19% de la nuclear. Es cada vez más obvio que las centrales nucleares funcionan con crecientes problemas de seguridad y también que, gracias a la creciente aportación de las renovables, el sistema eléctrico español puede asumir el cierre progresivo pero urgente de las centrales nucleares", ha afirmado Carlos Bravo, responsable de la campaña de Energía de Greenpeace.

España puede disponer de un sistema eléctrico 100% renovable en las próximas décadas, si existe voluntad política para ello. El propio PSOE es consciente de estas posibilidades, como queda reflejado en el informe “Un nuevo modelo energético para España. Recomendaciones para un futuro sostenible” de la Fundación Ideas para el Progreso del PSOE, publicado en mayo de 2009.

Además, en dicho informe, se demuestra con detalle que es viable ir cerrando las nucleares en base a la introducción de energías renovables. Su conclusión es que, incluso bajo hipótesis conservadoras (cabría pensar en posibilidades de mayor crecimiento de las renovables con el contexto adecuado), sería posible cerrar todas las nucleares antes del 2017 sin incrementar el consumo de combustible fósil, y a partir de este año ir cerrando las centrales de combustible fósil sustituyendo su generación por la de las renovables (además de hacerse cargo las renovables del incremento de demanda), de tal forma que en el año 2030 alcanzaríamos un sistema eléctrico libre de nuclear y de carbón.



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