El estudio, publicado en la revista PLoS ONE, ofrece conocimientos fundamentales sobre la labor investigadora efectuada para tratar de hacer realidad la producción de bioenergía.
En el proyecto, han cooperado científicos del Instituto de Ciencias Biológicas, Medioambientales y Rurales (IBERS) de la Universidad de Aberystwyth, en Gales, y personal de Ceres Inc., grupo con sede en Estados Unidos dedicado a los cultivos energéticos. El equipo galés creó una colección de plantas genéticamente emparentadas, mientras que el grupo estadounidense secuenció y evaluó el ácido desoxirribonucleico (ADN). Según los investigadores, el mapa genético logrado ha acortado los plazos para la conversión de otros cultivos en productos.
En total, se mapearon los 19 cromosomas de la caña chinesca y se obtuvieron y analizaron más de 400 millones de secuencias de ADN. Los autores identificaron 20.000 diferencias genéticas (marcadores) que permiten distinguir plantas individuales conforme a variaciones muy leves de su ADN. El mapa genético fue creado a partir del empleo de 3.500 marcadores, que pueden utilizarse para determinar maneras de mejorar cultivos.
En estudios anteriores, solo se habían podido identificar cerca de 600 marcadores, con los que no había sido posible caracterizar la estructura de todos los cromosomas del Miscanthus. La caracterización de la estructura era determinante para poner en marcha un programa puntero de mejora genética.
“Ahora que hemos definido la diversidad genética existente en nuestras colecciones de germoplasmas con los nuevos marcadores de ADN -explicó el Dr. Richard Flavell, de Ceres Inc.- podemos introducir con mayor rapidez rasgos importantes de otros cultivos en nuestros nuevos productos de Miscanthus, propagados mediante semillas”. Los autores prevén que, a partir de ahora, los procesos fitogenéticos serán más baratos, rápidos y sencillos. Es un descubrimiento que también será beneficioso para los cultivadores.
El estudio contó con el apoyo del Consejo de Investigación de la Biotecnología y las Ciencias Biológicas del Reino Unido (BSBEC). En relación al estudio, el profesor Douglas Kell del BSBEC manifestó: “Esta asociación entre una entidad académica y otra empresarial representa una contribución significativa de cara a lograr materias primas sostenibles con las que obtener energía renovable y otros productos de origen biológico. Este mapa genético allana el camino hacia mejoras genéticas que permitan captar una mayor cantidad de luz solar, asimilar un volumen mayor de carbono en cada periodo vegetativo y la separación del carbono en la biomasa cosechada. Esta investigación supone un paso importante de cara a mejorar la productividad en materias primas de origen biológico sin incrementar los insumos”.