El cambio climático es evidente y poder estar comiendo en una terraza en pleno enero lo demuestra. Claro que, un poco de calorcito al aire libre nunca se rechaza. Para ello, la calefacción de gas es todo un éxito, pero nace la duda de cuántos beneficios aporta, en relación a lo perjudicial que es.
¿Bienestar propio o bienestar del planeta? Una pregunta que no todo el mundo se hace a menudo y, que si se planteara antes de tomar determinadas decisiones, como mínimo, nos haría pensar en los pros y contras que conlleva.
No todo el mundo quiere permanecer de brazos cruzados y, desde el día 1 de enero el Ayuntamiento de Rennes, se convirtió en la primera ciudad de Francia que prohibió la calefacción de gas en las terrazas de bares y restaurantes.
Una decisión que fue adoptada en el mes de junio y que, cosechando una holgada mayoría, fue asumida incluso por el sindicato de la restauración. Ahora bien; la eterna duda: ¿sería esto posible en nuestro país y en el resto del mundo?
¿Una medida posible en España?
Son muchos los expertos que consideran que esta medida debería ser asumida por todas y cada una de las ciudades españolas para lograr evitar así las emisiones que calientan la atmósfera y actuar en consonancia frente a la emergencia climática que sufre nuestro planeta.
Los partidarios de dicha medida tienen claro que es algo necesario para “no seguir deteriorando la calidad del aire de las ciudades”, en palabras de Fernando Prieto, director del Observatorio de la Sostenibilidad. Calidad del aire que actualmente ya es lo suficientemente perjudicial y preocupante.
Pero, ¿qué supone realmente una estufa de gas butano? Pues bien, con tan solo cuatro bombonas de butano funcionando durante ocho horas al día emitimos la emisión equivalente a un coche que recorre 350 kilómetros. ¿Y cuál es el motivo por el que se siguen utilizando? Porque, en consecuencia; abarata un 65% el coste de la energía si lo comparamos con el coste de las estufas eléctricas.
Calefacción de gas
Pero te preguntarás, y sino… ¿qué? Pues bien, las mantas seguirán existiendo y no contaminando pero hay algo que, como último recurso, contaminará en menor medida, como son las placas eléctricas; siempre con la condición necesaria de que sean contratadas a empresas que comercializan electricidad de origen renovable.
Andreu Escrivà, ecólogo y educador ambiental, apoya absolutamente la decisión del Ayuntamiento de Rennes. Andreu tiene muy claro que “estamos equivocados si pensamos que la emergencia climática no va a modificar nuestra manera de vivir y de actuar”.
Siendo este el inicio de la cuerda de donde debemos tirar si queremos llegar hasta la cima, ya que tendremos que hacer cambios en nuestra forma de vida e incluso, de ocio, si queremos conseguir que el planeta continúe siendo un lugar donde respirar aire limpio.
Como en todo, hay diversidad de opiniones en cuanto a las consecuencias. Hay quienes piensan que la población terminará por acostumbrarse al no uso de las terrazas en determinadas épocas del año y no supondrá un problema visible al volumen de negocio. Y personas que, por el contrario, tienen claro que modificará costumbres pero además provocará la caída del volumen de negocio.
Las diferentes opiniones no han tardado en llegar hasta Francia y, entre quienes creen que es una buena forma de comenzar y entre los que opinan que hay muchas medidas que tomar previamente, Rennes quita la calefacción de gas y otorga mantas a quienes siguen prefiriendo terrazas.
Fuente: STOP CAMBIO CLIMÁTICO,
Artículo de referencia: https://www.stopcambioclimatico.es/2020/01/09/calefaccion-gas-contaminante-invisible/,