La crisis en España no es un problema de deuda, sino de déficit en la balanza comercial: como indica nuestro 80% de dependencia energética, importamos mucha más energía de la que exportamos, lo que nos obliga a endeudarnos y provoca que la economía sea menos competitiva y que, en consecuencia, sea necesario emitir más deuda soberana.
Según Peter Drucker, padre del moderno management o gestión empresarial, el objetivo principal de las compañías ha de ser contribuir al bienestar de las sociedades en las que se desarrollan. Y en este concepto progresista se encuadra a la perfección el sector de la bioenergía.
La bioenergía es "thickvalue", una actividad de "alto valor" para la sociedad, pues genera puestos de trabajo y es sostenible, lo que contrasta con los atributos de los combustibles fósiles, que son "thin value" o de "reducido valor"para la sociedad puesto que reducen nuestra soberanía energética como país y nos empobrecen. La bioenergía procura 135 nuevos empleos sostenibles por cada 10.000 habitantes, frente a los 9 empleos que genera el uso de combustibles fósiles (según FAO y la Asociación Austriaca de Bioenergía).
El Gobierno puede contribuir a crear más empleos sostenibles con la bioenergía. ¿Cómo?. Éstas son las principales recomendaciones que proponen los profesionales del sector de la bioenergía al nuevo Ejecutivo, recogidas en el documento.
- Menos trabas administrativas: Las Administraciones Públicas limitan y/o retrasan a menudo el desarrollo de proyectos por la elevada burocracia y lentitud que imponen y por la confusión de competencias entre ellas. El Gobierno debería dar prioridad de inversión en industrias o sectores que generan mayor valor para la sociedad, sobre todo en lo relacionado con la innovación.
Según el documento "Burocracia en instalaciones de Bioenergía", en el que se comparan 130 casos reales de toda Europa, la instalación de una planta de biomasa en España requiere una media de 24 meses de trámites y de 5 a 7 permisos; las mismas condiciones que en Polonia y Grecia, sólo superadas en Bulgaria y Eslovaquia. En Alemania, sin embargo, la tramitación requiere 1 o 2 permisos y 17 meses de espera. El estudio fue realizado por la Dirección General de Transportes y Energía de la Comisión Europea, en 2009.
- Externalización: La financiación de los bancos a los proyectos de generación eléctrica con biomasa depende de su viabilidad económica y, sobre todo, de la seguridad en el abastecimiento de la biomasa a largo plazo. Externalizar la gestión de la masa forestal durante el periodo de amortización (30-40 años) de la instalación puede aumentar la probabilidad de éxito de la misma. El sistema actual demuestra la dificultad que encuentran los gestores públicos para propiciar la creación de una red de industrias y empresas dispersas por las masas forestales del país que sean capaces de aprovechar las posibilidades que ofrecen las enormes extensiones de pino, rebollo y otras especies, que en la actualidad no tienen uso comercial. Los planes de ordenación forestal serían el nexo de unión entre el gestor de la masa y la Administración que garantizarían la sostenibilidad de los aprovechamientos de biomasa.
- IVA reducido: Los biocombustibles sólidos y las calderas que los utilizan soportan el mismo IVA que los combustibles fósiles y los equipamientos relacionados. El sector de la bioenergía se pregunta si realmente tiene sentido aplicar el mismo IVA a un combustible positivo para la sociedad que a otro cuyo aporte se demuestra netamente negativo. Mientras que en España este impuesto es del 18%, en otros países europeos se aplica un IVA reducido a los biocombustibles sólidos. En Austria es del 10%; en Alemania del 7%; en Francia, del 6%, y en el Reino Unido, del 5%.
- Marco jurídico estable: La incertidumbre regulatoria ahuyenta a los inversores y puede generar situaciones complicadas a las empresas que han invertido y se encuentran sorpresivamente con "reglas del juego" diferentes. Un marco jurídico estable para la bioenergía, como también para otras industrias que generen empleos de forma sostenible y aumenten la soberanía energética, es fundamental.
- Menos costes de contratación: Las empresas bioenergéticas deberían soportar menores cargas de contratación, premiando de esta forma su carácter de actividad limpia que contribuye a aumentar nuestra soberanía energética y a reducir los costes de producción de bienes y servicios para la sociedad.
- Tasa de CO2: La tasa sobre las emisiones de CO2 generadas por cualquier tipo de combustible fósil es una medida implementada con éxito en Suecia, Finlandia y otros países, y que ha supuesto el auténtico despegue de la biomasa y las EERR en dichos países. En Suecia se introdujo una tarifa de 20 ?/t, que provocó que empresas y particulares invirtieran más en aislamiento y EERR. La imposición de una tasa de CO2 no supone un aumento de la carga fiscal al ciudadano si este dinero se utiliza para rebajar los costes de contratación de las empresas de bioenergía, fomentando doblemente el empleo.
"No podemos seguir deslocalizando la producción de energía. Tenemos la solución, la gente y el conocimiento para producir 594.000 puestos de trabajo para el 2050 con la sustitución de los combustibles fósiles por bioenergía. El sector de la bioenergía y la sociedad pedimos a los políticos que dejen de comprar energía exterior, ya", declara Javier Díaz, Presidente de AVEBIOM.