Materiales fotovoltaicos orgánicos y viables para la producción industrial
Un consorcio formado por 17 instituciones, tanto de investigación como empresariales, ha llevado a cabo este proyecto europeo del ámbito de la nanotecnología durante cuatro años y con un presupuesto global de 14,2 millones de euros, con una financiación de 10,1 millones del Séptimo Programa Marco de la Comisión Europea.
Los investigadores integrados en Sunflower han realizado varios estudios, entre los más exitosos de los cuales se cuenta el diseño de una célula fotovoltaica orgánica que se puede imprimir y, en consecuencia, presenta una gran versatilidad. En definitiva, "se puede asegurar que gracias a estos trabajos se ha avanzado en la consecución de células solares de buen rendimiento, bajo coste y características arquitectónicas muy interesantes", asegura el director del Instituto Universitario de Investigación de Materiales Avanzados (INAM), Juan Bisquert.
Los objetivos de Sunflower eran muy ambiciosos, según el investigador del Departamento de Física integrado en la INAM Antonio Guerrero, puesto que se pretendía "no solo mejorar la estabilidad y eficiencia de los materiales fotovoltaicos, sino también reducir sus costes de producción". De hecho, según Guerrero, "se han mejorado los procesos para dar el salto del laboratorio a la escala industrial porque, entre otros, se han usado disolventes no halogenados que son compatibles con los métodos de producción industrial y que reducen considerablemente la carga tóxica de los halogenados".
"La implicación de nuestro instituto en estos proyectos es de gran interés porque una de nuestras líneas prioritarias de investigación son los nuevos materiales para desarrollar las energías renovables", apunta Bisquert, también catedrático de Física Aplicada. Además, estos consorcios implican el trabajo en común de la academia y la industria. En consecuencia, añade el investigador, "se favorece la transferencia de conocimiento a la sociedad y, en este caso, demostramos que materiales orgánicos investigados durante veinte años están ya cerca de convertirse en tecnologías viables".
Energía solar en objetos cotidianos
"Las posibles aplicaciones de la tecnología fotovoltaica orgánica (OPV) son numerosas, desde dispositivos electrónicos móviles de los consumidores hasta la arquitectura", subraya el coordinador del proyecto gestionado por el Centro Suizo de Electrónica y Microtecnología (CSEM), Giovanni Nisato. "Gracias a los resultados que hemos obtenido, la fotovoltaica orgánica impresa se convertirá en parte de nuestra vida cotidiana, y nos permitirá utilizar la energía renovable y respetuosa con el medio ambiente y con un impacto positivo en nuestra calidad de vida", según Nisato.
El proyecto europeo Sunflower se ha desarrollado durante 48 meses con el objetivo principal de extender la vida útil y el coste-rendimiento de la tecnología fotovoltaica orgánica por medio de un mejor control de proceso y la comprensión de los materiales. Además, en opinión de sus responsables, los resultados de esta investigación podrían duplicar la cuota de las energías renovables en su matriz energética, del 14% en 2012 al 27-30% para el año 2030. De hecho, Sunflower ha facilitado el avance hacia un aumento significativo en el uso de la energía solar incorporado en objetos de uso cotidiano.