La operación consistió en la inyección de aire para colocar el cajón del reactor en una sobre-presión de 0,5 bares y comprobar que no hay pérdidas de presión. Para ello se ha abierto seis canales, tres en la parte superior y otros tres en la parte inferior, y se han colocado instrumentos que comprueban la inexistencia de fugas. Esta es la tercera prueba de este calibre que se realiza en la instalación, ya que es un requisito a realizar cada cinco años.
Se ha comprobado que el cajón del reactor de tiene pérdidas
La prueba, en la que han intervenido un total de 27 técnicos, se realizo por fases en tres turnos de trabajo. En la primera fase se insufló aire durante tres horas. Posteriormente se comprobó que la presión se había estabilizado. Esta segunda fase duró unas cuatro horas. La prueba de estanqueidad propiamente dicha empezó a continuación, cuando se mantuvieron los 0,5 bares durante las ocho horas siguientes, pudiendo comprobarse que no hay pérdidas. Finalmente, se retornó el cajón al nivel de presión atmosférica, para después colocarlo en depresión. Es en esta situación en la que habitualmente se mantiene el cajón durante la latencia como elemento de seguridad para que, en caso de que se tuviese que abrir para realizar alguna operación de inspección, sea aire limpio el que entre en el cajón.
La prueba de estanqueidad fue realizada por una empresa independiente especializada en este tipo de ensayos. A la operación también asistieron varios inspectores del Consejo de Seguridad Nuclear, aunque su verificación y certificación corresponde a Enresa.