Plantas fotovoltaicas

La energía solar fotovoltaica ha experimentado un auge sin precedentes en los últimos años, situándose como la fuente de energía renovable de mayor crecimiento. Proyecciones recientes indican que podría convertirse en la principal fuente de energía para 2027, superando al gas natural y al carbón. Sin embargo, un aspecto crucial que ha sido menos explorado es su impacto en el medio ambiente y la biodiversidad.

Investigadores del Centro de Investigación en Biodiversidad y Cambio Global (CIBC-UAM), en colaboración con el Centro de Ciencia y Tecnología Forestal de Cataluña (CTFC) y bajo el paraguas de la Cátedra Steppe Forward, han realizado una revisión sistemática de más de 2000 artículos científicos para abordar esta laguna de conocimiento. Los resultados, publicados en la revista Conservation Letters, revelan la necesidad urgente de profundizar en la investigación sobre los efectos de las plantas fotovoltaicas en los ecosistemas y proponer líneas de investigación futuras que garanticen una transición energética sostenible.

Impactos de las Plantas Fotovoltaicas en la Biodiversidad

La instalación de plantas solares fotovoltaicas altera significativamente el ecosistema en que se sitúan. En regiones áridas, por ejemplo, los paneles solares modifican el microclima local durante las estaciones cálidas, creando zonas de sombra que reducen la temperatura y las precipitaciones, pero también disminuyen las pérdidas de agua, aumentando la humedad del suelo. Estos cambios pueden tener repercusiones en la composición química y física del sustrato, aunque los mecanismos subyacentes aún requieren mayor investigación.

A nivel del paisaje, las plantas fotovoltaicas representan barreras físicas que pueden interrumpir los movimientos de fauna, afectando su comportamiento y poblaciones. En una escala más reducida, los paneles generan nuevos gradientes de sombra y humedad que influyen en la comunidad vegetal y, consecuentemente, en el hábitat de otros animales como aves y artrópodos. Esto puede llevar a cambios en los patrones de uso del espacio por parte de estas especies. Además, se ha observado un fenómeno conocido como ‘efecto lago’, donde organismos acuáticos, especialmente artrópodos, confunden las superficies de los paneles con cuerpos de agua, convirtiéndolos en trampas ecológicas.

Hallazgos y Recomendaciones

El estudio resalta que, aunque Asia y Europa lideran en capacidad fotovoltaica instalada, la mayoría de los estudios provienen de Norteamérica, con un enfoque predominante en desiertos. La pérdida o alteración del hábitat es el impacto más estudiado, mientras que otros efectos, como los cambios en el microclima o el potencial de los sistemas agrovoltaicos, han recibido menos atención.

Una de las principales recomendaciones de los investigadores es la implementación de una planificación adecuada del uso del suelo para prevenir los impactos ambientales desde el inicio. Además, es esencial destinar más esfuerzos a comprender los mecanismos detrás de los impactos observados para desarrollar medidas de mitigación efectivas.

La diversificación de los contextos ambientales y componentes del ecosistema estudiados es crucial para evitar sesgos en la información disponible. Se sugiere utilizar diseños metodológicos robustos, como el BACI (Before-After-Control-Impact), y protocolos estandarizados para facilitar la comparación de datos. Evaluar el impacto ambiental acumulativo es otra prioridad, ya que la dispersión de pequeñas instalaciones puede generar más impactos que grandes plantas aisladas.

La Necesidad de una Gestión Adaptativa

El avance de la energía fotovoltaica es inevitable en la lucha contra el cambio climático. Sin embargo, este progreso debe ir acompañado de una planificación estratégica y una gestión adaptativa que aseguren un seguimiento exhaustivo de cada nueva instalación. Esta monitorización continua contribuirá a la generación de conocimientos aplicables a futuras instalaciones, minimizando los riesgos para los ecosistemas y la biodiversidad.

La revisión sistemática realizada por los investigadores del CIBC-UAM y el CTFC pone de manifiesto la importancia de una transición energética que no comprometa la integridad de nuestros ecosistemas. La combinación de energía renovable con prácticas de conservación adecuadas permitirá avanzar hacia un futuro sostenible donde la biodiversidad y la energía limpia coexistan armoniosamente.

La transición hacia energías renovables es una pieza clave en la lucha contra el cambio climático, pero debe ser abordada con una visión holística que considere los impactos ambientales. Solo así se garantizará que los esfuerzos por mitigar el cambio climático no resulten en una pérdida irreparable de biodiversidad, asegurando un equilibrio entre desarrollo energético y conservación del medio ambiente.

Referencia Bibliográfica

Gómez-Catasús, J., Morales, M. B., Giralt, D., del Portillo, D. G., Manzano-Rubio, R., Solé-Bujalance, L., Sardà-Palomera, F., Traba, J., & Bota, G. (2024). Solar photovoltaic energy development and biodiversity conservation: Current knowledge and research gaps. Conservation Letters, e13025. doi:10.1111/conl.13025

 

Redacción Ambientum



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