Un derroche que no se puede permitir un país deficitario en energía que importa combustibles y se encuentra en plena ofensiva para introducir el "fracking", según denuncia Ecologistas en Acción.
Las paradas, que continúan a día de hoy, se han producido en marzo y abril, mes en el que han alcanzado una tónica prácticamente diaria de parones. Las más importantes se registraron durante la Semana Santa, periodo en el que se tiraron a la basura más de 600.000 Mwh. La suma de cortes ha supuesto el desperdicio de otros 150.000 MWh. Es decir, a falta de datos concretos, que debería hacer públicos la Red Eléctrica de España (REE), se ha "tirado a la basura" la electricidad suficiente para satisfacer el consumo aproximado anual de más de 150.000 hogares.
Las condiciones climatológicas, que han llenado de agua los embalses y la rigidez de las centrales nucleares lo explican. Durante ese periodo funcionaron los siete reactores que están en activo hasta el 6 de abril en que paró por recarga Ascó II. Las centrales solo pueden regular marginal y lentamente la potencia que vierten a la red, generan un mínimo regular de potencia suministrada incompatible con el desarrollo de las energías renovables, que requieren un aporte de centrales que se puedan regular con rapidez.
El complemento de las renovables se ha de realizar con centrales en las que se pueda regular la potencia suministrada en función del combustible, es decir, turbinas de gas o centrales térmicas convencionales. Entre ellas pueden contarse las centrales de biomasa y de residuos, pero su aportación es muy pequeña y por ahora sigue siendo necesario utilizar centrales de gas de ciclo combinado, hasta que nuevas tecnologías consigan almacenar la cantidad suficiente de energía eléctrica.
Para Ecologistas en Acción, la situación demuestra la falta de criterio del Gobierno y la falta de seriedad de las compañías eléctricas. Como es bien sabido, España es deficitaria en energía y por ello las importaciones de combustibles fósiles supone un gasto tan grande para el conjunto del Estado. En la actualidad, las empresas gasísticas se empeñan en impulsar el impactante fracking o fractura hidráulica en nuestro país y sin embargo se desperdicia descaradamente la energía producida de forma limpia, a favor de las grandes empresas gasistas y nucleares.