El informe ha sido presentado por Pedro Linares e Ignacio Pérez Arriaga, responsables de la cátedra. El Informe 2012 del Observatorio de Energía y Sostenibilidad en España señala que en 2011, el sector energético español consumió 5,85 exajulios de energía primaria y emitió 264 millones de toneladas de CO2, generando un valor añadido de 20.400 millones de euros (correspondiente a un 2% del PIB).
Los investigadores de la cátedra concluyen que la sostenibilidad del sector energético español ha empeorado, destacando entre los principales motivos el aumento de las emisiones de CO2 y de otros contaminantes, la dependencia energética del exterior y la reducción del valor añadido generado por el sector.
Por otro lado, los aspectos más positivos, como la bajada de la intensidad energética y del consumo de energía ,quedan ensombrecidos al venir asociado el segundo de ellos fundamentalmente a la reducción de la actividad económica.
Las emisiones de CO2 aumentaron el 2% en 2011, mientras que el nivel de dependencia exterior llegó hasta el 84%, debido al aumento en el uso del carbón, importado en su mayoría. La participación de las energías renovables en el sistema se redujo en términos relativos, situándose en 2011 en un 10% sobre energía primaria y un 31% sobre energía eléctrica. El valor añadido generado por el sector se redujo, en parte por un aumento del gasto en energía primaria, y en parte por el aumento de los costes externos del sector.
Otra de las principales conclusiones es que, a pesar de que la movilidad de pasajeros sigue disminuyendo, el transporte sigue siendo el sector que más energía consume, un 26%, y el que más emisiones de CO2 causa, un 28%. Por tanto, este sector sigue siendo prioritario en cuanto al diseño de políticas sostenibles.
El informe también llama la atención sobre el hecho de que, si bien la intensidad energética se redujo, España sigue por encima de los niveles de los países su entorno.
Retos del modelo energético español
Desde el punto de vista de la sostenibilidad, el modelo energético español presenta importantes desafíos. En este sentido, las instituciones políticas y regulatorias tienen por delante grandes retos para la consecución de un marco regulatorio estable que confluya en un modelo energético sostenible, teniendo en cuenta, a corto plazo, la prioridad del ahorro y, a largo plazo, conseguir un sistema energético basado en una economía baja en carbono.
A pesar del mal comportamiento de los indicadores de sostenibilidad del sector energético español, España continúa sin contar con una política energética estable, que proporcione señales adecuadas a los agentes, y que contribuya a avanzar hacia la sostenibilidad del sector.
En este sentido, las políticas planteadas en 2012 no han mejorado la situación, ya que siguen caracterizándose por la improvisación, inseguridad jurídica y falta de transparencia. Sigue siendo clave contar con un régimen estable de apoyo a las energías renovables, que otorgue la prioridad requerida a las políticas de ahorro y eficiencia energética, que regule las emisiones difusas de CO2, y sobre todo, que aporte una visión de largo plazo que permita formular políticas estables y sostenibles.