Con una envergadura de alas de 72 metros, es más ancho que un Boeing 747. Sin embargo, su cabina solo deja espacio para una persona. Las alas están completamente cubiertas de paneles solares, en total 17.248 pequeños paneles, cada uno tan fino como un cabello humano.
El fuselaje y resto de componentes están fabricados con una técnica especial para tratar fibra de carbono. Este material cubre el aparato por completo en láminas que son tres veces más ligeras que el papel. Cuatro motores ultra-ligeros impulsan el avión y son un 90% más eficientes que los motores térmicos convencionales.
El avión es de los más ligeros que se ha fabricado nunca, pesa solo 2.200 kilos. Por comparar, un 747 pesa casi 400.000 kilos. Por supuesto, aviones como el 747 pueden transportar toneladas de peso, pero el objetivo del Solas Impulse 2 es precisamente ser uno de los aparatos más ligeros y eficientes jamás construidos.
En Marzo de 2015, el avión despegará desde el Golfo Pérsico y volará sobre India y China antes de comenzar un viaje sobre el Pacífico. Volará a una altitud de 28.000 pies durante el día y 16.000 durante la noche, para conservar energía. Tendrá que aterrizar en contadas ocasiones para cambiar de pilotos, pero ha de atravesar el Pacífico y el Atlántico sin interrupción. Es decir, para el piloto esto supone entre 5 y 6 días en el aire casi sin dormir. Es uno de los aspectos más delicados del proyecto: saber si los pilotos, Bertrand Piccard y André Borschberg, podrán soportarlo.
Para conseguirlo, la cabina está diseñada para acomodar a los pilotos lo mejor posible, aunque se han tenido que eliminar ciertos componentes. Por ejemplo, para reducir el peso, no hay ni calefacción ni aire acondicionado, algo bastante incómodo ya que la temperatura exterior oscilará entre los -4 y +37º C. Los pilotos tendrán que comer con una pajita alimentos empaquetados y precocinados. Sí tendrán una aseo dentro del avión, pero nada de lujos: estará integrado justo debajo de la silla reclinable del piloto. Esta es la distribución del interior en la zona de cabina:
Además de todos los obstáculos técnicos, la salud de los pilotos es lo más delicado del proyecto. Podrán dormir algunos instantes de vez en cuando, pero no habrá piloto automático en el sistema, por lo que cuando duerman, si el avión se inclina más de 5 grados, las mangas de sus trajes, especialmente diseñados para el proyecto, vibrarán para avisarles de que deben corregir el vuelo.
Esperemos que no tengan que hacerlo nunca. El proyecto lleva ya unos años de preparación, con vuelos alrededor de EE.UU. y ha juntado a algunas de las mejores compañías Europeas de ingeniería y aeronáutica. Incluso Google ha ofrecido su plataforma de Hangouts para documentar la aventura. Ahora solo queda contar los días hasta que este sueño se haga realidad.