El uso de biomasa y residuos es una asignatura pendiente en muchos ayuntamientos europeos. Sean del tamaño que sean, los municipios suelen tener una serie de recursos que pueden ser aprovechados energéticamente en procesos térmicos con el fin de producir electricidad. Un proyecto europeo, denominado BIO-EN-AREA, prevé una serie de acciones bioenergéticas y una de ellas, está dirigida a impulsar una metodología de uso de la biomasa a nivel municipal.
El Instituto de Recursos Naturales (Irena) de la Universidad de León es el coordinador de esa iniciativa. Colaboran en ella ayuntamientos y agencias energéticas municipales de España, Estonia, Grecia, Irlanda e Italia. Concretamente, Diadyma (Grecia), la Agencia Municipal Energética de Valladolid, la comunidad del valle de Primiero (Italia), la agencia estonia de desarrollo energético fronterizo, el condado de Waterford (Irlanda), y el Ayuntamiento de León. El subproyecto pretende establecer unos parámetros para que estas instituciones, y sus equivalentes en otros países, puedan valorar de forma efectiva en el campo energético la biomasa y los residuos que poseen.
"Tratamos de favorecer el contacto entre diferentes grupos de trabajo de estas regiones participantes e intentaremos hacer públicos los resultados para los organismos regionales y municipales", explica Antonio Morán Palao, director del Irena y coordinador del grupo de trabajo. En otras palabras, "queremos que se vea que los casos que proponemos son prácticos y se puedan extrapolar sus experiencias a otros lugares", resume el investigador.
¿Cuáles son esos casos prácticos? El subproyecto, denominado Ebimun (evaluación de recursos de biomasa en municipios, en su acrónimo en inglés), ha elegido tres tipos de núcleos de población diferentes, en zonas aisladas (municipios pequeños de menos de 5.000 habitantes), en poblaciones de entre 5.000 y 20.000 habitantes y en localidades de más de 50.000 habitantes. En concreto, los países escogidos para esta experiencia son Estonia, Grecia y España. Esta última estará representada por las ciudades de León y Valladolid las que, a través de sus iniciativas municipales, muestren las capacidades que tienen para generar recursos de biomasa y de ser aprovechados.
Mejoras técnicas
Además de coordinar el subproyecto, el Irena realizará también un estudio de las mejoras técnicas que se pueden desarrollar en este campo. Esta investigación incluye el seguimiento de las tecnologías existentes para la valoración de la biomasa, como son los aprovechamientos térmicos, esto es, analizar el tipo de caldera que se emplea para la combustión de la biomasa.
BIO-EN-AREA, el marco de actuación de la investigación, se puso en marcha a principios de 2011 y tiene previsto ofrecer sus resultados en julio de 2012. Con una financiación global de Interreg, una iniciativa comunitaria de cooperación entre estados miembros, este subtrabajo prevé, en diferentes fases, la redacción de la metodología que cuantifique los recursos de biomasa, el estudio de las mejoras técnicas para su aprovechamiento, el cálculo de las mejoras propuestas, la integración de los resultados entre los diferentes participantes y la divulgación de los mismos.
Hay dos factores que se tienen en cuenta a la hora de realizar las propuestas de aprovechamiento. Uno es el entorno natural de cada país. Necesariamente, los municipios participantes, por cuestiones geográficas, poseen diferentes tipos de biomasa, lo que afecta al rendimiento que se pueda extraer de las mismas. El segundo factor es el tamaño de la población. Para cada tipo se preparan diferentes protocolos.
Los municipios rurales se estudian con el principal punto de vista de ayudar a la decisión de preparar una instalación pequeña o central. Las ciudades pequeñas se analizan con la posibilidad de integración con sus zonas rurales y preparar su propia instalación. En las grandes ciudades, como León o Valladolid, se pretenden elaborar protocolos para la mejor técnica disponible para la biomasa producida en las áreas verdes del entorno urbano. En este sentido, los ayuntamientos de estas dos ciudades ya realizan actividades de aprovechamiento de la biomasa de sus jardines y podas.