El escandaloso resultado de la subasta CESUR del jueves 19 Diciembre, la anulación de la misma horas después por parte de la Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia (CNMC) a instancias del Gobierno, la aprobación también de una Ley del Sector Eléctrico que nace muerta y con el compromiso de toda la oposición de derogarla en su momento, las continuas contradicciones del supuesto responsable de la política energética del Gobierno, la aparición de un nuevo déficit en el sector gasista, son entre síntomas, entre otros, de una situación en el ámbito energético insostenible que requiere un cambio de rumbo insoslayable.
Desde su constitución, la Fundación Renovables viene denunciando la ineficacia e inutilidad de la política de parches a nuestra regulación energética que no solo no han solucionado los graves problemas planteados sino que los han agravado. Ahora hemos llegado a un punto en el que es un clamor la inutilidad de todas las medidas adoptadas contra las renovables en los últimos cinco años por este y por el anterior Gobierno.
Un Gobierno que tiene hoy más que nunca la obligación de reconocer ese fracaso y abrir otra vía con un gran acuerdo de Estado con las principales fuerzas políticas y con las organizaciones sociales y del sector. Este ejecutivo que solo había hablado con las grandes corporaciones sabe ahora que éstas están dispuestas a llevarse por delante lo que sea, por ejemplo la economía de millones de familias y pymes, forzando una subida de la luz del 11%, en defensa de su intereses, unos intereses que hasta ahora no solo no se han visto afectados por la situación de crisis y reducción de la demanda sino que mantienen unos escandalosos niveles de beneficios, que doblan además a los de las empresas europeas del sector.
Como hemos señalado en documentos anteriores esa gran reforma energética debe tener como ejes los siguientes principios:
a) La internalización de costes.
b) La corresponsabilidad fiscal.
c) La transparencia en la formación de precios.
d) Una planificación energética que priorice la reducción de la dependencia energética.
e) Objetivos de ahorro energético y de eliminación de emisiones de CO2.
“Las tendencias mundiales van en esa dirección y nada justifica caminar en la dirección contraria, ni las políticas tan cortoplacistas que se han planteado en los últimos años” apuntábamos en el documento “Reforma Energética: una política involución” cuyos negativos pronósticos lamentablemente se han confirmado.