Contaminación Digital

Enviar un email, subir una imagen a nuestras redes sociales o almacenar archivos en la nube no son gestos inocuos, dejan su huella de carbono. La contaminación digital existe. Es invisible, silenciosa, pero real. De ahí que cada vez adquiera mayor relevancia el concepto sostenibilidad digital. 

Por un lado, existe consenso a la hora de señalar que la transformación digital es una de las vías principales para alcanzar un planeta más sostenible. Según el World Economic Forum, puede ayudar a descarbonizar nuestro mundo reduciendo las emisiones de dióxido de carbono hasta un 35% en los próximos 10 años. 

Huella ambiental digital

Sin embargo, no está libre de rastro contaminante y es necesario tomar conciencia de ello. Por ejemplo, cada búsqueda online que realizamos libera al ambiente 0.2 gramos de dióxido de carbono. Cada correo electrónico almacenado en el ordenador generaría alrededor de 10 gramos al año o 30 minutos de vídeo en Youtube equivaldrían a 3 gramos. 

Numerosos estudios dan evidencia de la carga ambiental que suponen las numerosas acciones digitales con el objetivo de sensibilizar en esta cuestión y que se tomen medidas para reducir dicha contaminación. Los expertos recuerdan que el porcentaje de las emisiones globales de dióxido de carbono causadas por las tecnologías digitales aumentó de 2,5 a 3,7 % entre 2013 y 2018, llegando a las más de 1.600 millones de toneladas anuales y con previsiones de ser el equivalente al cuarto país más contaminante del planeta.

Transición energética, vital

Toda acción digital implica máquinas, cables, circuitos, pantallas, antenas con metales, plásticos, vidrios, energía para que todo funcione, el peso de los sitios y, por supuesto, el consumo de la energía. Aquí la importancia de dejar de depender de combustibles fósiles e impulsar las energías renovables. 

Para que todo el entramado digital funcione, son clave los centros de datos y éstos son los mayores consumidores de electricidad. Al fin y al cabo, tienen que dar cobertura 24 horas al día las 365 jornadas al año en todo el planeta. La mayoría de estos centros están ubicados en Asia, el Pacífico y Norteamérica y trabajan con compañías que generan gran parte de su electricidad a partir de plantas de carbón. Es fundamental lograr la transición energética de estas instalaciones para así poder reducir la huella de carbono digital. 

También los fabricantes pueden aportar su granito de arena, sumándose al desarrollo de tecnología ética, que sea social y medioambientalmente responsable, reparable y con una vida útil mayor. Es un trabajo que requiere la colaboración de todos, aunque el paso a las energías limpias resulta crucial y urgente, teniendo en cuenta el impulso mundial de las soluciones digitales.

 

Redacción Ambientum



0 0 votes
Valoración
Suscribir
Notificar de
guest

0 Comentarios
Inline Feedbacks
View all comments