Además advierte que una mejor gestión de los residuos municipales podría evitar la emisión de 92 millones de toneladas de gases de efecto invernadero en el año 2020, en comparación con 1995, y que si los países reciclaran el 70 % de sus residuos se crearían, al menos, 500. 000 nuevos empleos en Europa.

Es un hecho que en los últimos años los residuos reciclables se han convertido en esenciales para satisfacer la creciente demanda de materias primas derivada del proceso de industrialización de Oriente Medio y Asia y el surgimiento de la clase media en estas regiones.

China empezó a importar residuos reciclables, como papel, plástico o chatarra, de EE.UU., Europa y otros países desarrollados a partir de su entrada en la Organización Mundial del Comercio, en torno al año 2000. En el caso concreto de España y del papel recuperado, este hecho se produjo en el año 2005, como consecuencia del aumento de la tasa de recogida de los residuos papel y, por lo tanto, de una mayor disponibilidad de este material en el mercado.

El mercado de la exportación a Asia, es un flujo natural, dado que a Europa llegan embalajes de cartón protegiendo los bienes de consumo que importamos de ese continente. Dicho embalaje, vuelve a necesitarse en el origen, en Asia; de ahí la demanda que este mercado ejerce sobre occidente. Según el informe de Forest Trends, la industria recicladora China evita que 65 millones de toneladas anuales de papel recuperado sean eliminadas en vertedero en E.E.U.U., Japón y Europa.

Hay que tener en cuenta que el envío de estos materiales a China se realiza utilizando sistemas de logística inversa y verde, que aprovechan los contenedores marítimos de retorno. De esta manera se evita que un elevado número de contenedores de transporte regresen vacíos de Europa a China. Además, el transporte marítimo reduce el volumen de emisiones por kilómetro y tonelada transportada en más de un 65%, en comparación con el transporte por carretera.

Si se dejase de enviar este material a estos mercados internacionales, el excedente europeo de papel recuperado que en 2013 fue de 8,8 millones de toneladas, tendría como alternativas la valorización energética o la eliminación en vertedero, lo que incrementaría de forma considerable las emisiones europeas de CO2.

En este contexto, la demanda global de materias primas ha supuesto la transformación de la industria europea de la recuperación y el reciclado de residuos. El cambio tecnológico y la apertura a otros mercados, pasando de operar únicamente en el mercado doméstico a competir en un mercado internacional que cada vez tiende más a unificarse, ha permitido el desarrollo y el crecimiento  del sector en la última década, a pesar del impacto que la crisis financiera ha tenido sobre esta industria.

Por lo tanto, la existencia de un mercado abierto y sujeto a la autorregulación de las economías de libre mercado de materiales reciclables impulsa las tasas de reciclado, garantiza la supervivencia de los sistemas de recuperación y reciclado y supone un incentivo para reciclar aún más de cara al futuro, lo que se traduce en un mayor volumen de papel recuperado y por tanto reciclado. En términos de CO2, las 486.000 toneladas de papel recuperado que se exportaron en 2012 a China para su reciclado supusieron un ahorro de 438.000 toneladas de emisiones de CO2 en vertedero al año en España.

Así, el libre comercio de materiales reciclables no incrementa las emisiones de CO2, ya que los beneficios ambientales globales del reciclado superan a las emisiones asociadas al transporte necesario, lo  que garantiza el máximo aprovechamiento de los residuos como nuevos recursos, pilar indispensable para la implantación de real del concepto de economía circular. 



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