Durante una visita al entorno, Rada ha indicado que el parque supera las 40.000 hectáreas declaradas y gestiona como si también lo fueran otras 7.000 más. "Hacer un Parque Nacional en 2013 a 50 kilómetros de Madrid es un sueño que lleva 100 años y al que hemos dado impulso definitivo para conservar para siempre este enclave. Este es el gran logro de la Declaración de Parque Nacional. Todos los parques se amplían, y este también se ampliará en el futuro", ha valorado.
Además, ha indicado que en la actualidad se están creando los órganos de gestión y el patronato del parque y ha dicho que durante los tres próximos años se emplearán cuatro millones de euros. Sin embargo, ha añadido que para ello, primero es preciso observar las inversiones que se necesitan relativas al uso público.
En este sentido, ha dicho que el parque estaba "relativamente bien conservado" pero le faltan "infraestructuras de atención al público, un parking más grande, la ordenación de las visitas, etcétera.
Al mismo tiempo, respecto al anteproyecto de Ley de Parques Nacionales, ha explicado que el Tribunal Constitucional dio un modelo base para la gestión de los parques nacionales pero esta gestión es autonómica. Sin embargo, con la nueva ley el Estado puede intervenir en los Parques Nacionales y de este modo se espera subsanar la escasa relación existente entre los parques y la administración central. "Es muy incómodo porque sin parques es muy difícil gestionar la red de Parques Nacionales", ha confesado.
En el medio de los pinos que antes ocupaban los telesillas de la estación de Cotos, el catedrático emérito de Geología en la Universidad Autónoma de Madrid Eduardo Martínez de Pisón sentencia, emocionado que la declaración del Parque Nacional de la Sierra de Guadarra "debe servir para mejorar al hombre" y debe cumplir un papel de divulgación.
El geólogo fue uno de los impulsores del Parque y desde mediados del siglo XX trabaja en este objetivo, por lo que su consecución es "un sueño cumplido", aunque no del todo hasta que se incorporen al parque los valles de Lozoya y de Valsaín, con el Bosque de los Belgas y los Pinares de El Paular incluidos.
A su juicio, "la declaración de un Parque Nacional pretende evitar los usos malignos del hombre en la naturaleza" y cree que si su compañero González Bernaldez, pionero de la ecología terrestre en España, "viera esto, resucitaría". En todo caso, ha pronosticado que una vez que se implante en la zona un modelo de gestión civilizada, Guadarrama se recuperará y contagiará a otras zonas adyacentes.
El catedrático ha explicado que el proyecto de desmantelamiento de la estación de Cotos es un ejemplo de restauración a nivel internacional. Donde ahora hay un pinar, antes había una pista de esquí sobre una pedrera. "Es un hecho a nivel mundial desmontar y retirar una estación de esquí y llevar el enclave al climax anterior, que es el mejor estado anterior posible. Esta es una guerra ganada y es un caso único en Europa y en el mundo", ha apostillado.
En el mismo sentido, el director del hasta ahora Parque Natural de Peñalara, Juan Vielva, cree que lo importante es "la declaración en sí misma" del parque y que los límites dan "igual" porque lo relevante era darle a Madrid esta protección para evitar usos negativos para el entorno.
El camio climático, una evidencia
Las razones por las que este espacio que se convierte en el quinto parque nacional de España por su extensión radican en su importancia natural, ecológica, geológica del enclave y por su relevancia a la hora de estudiar las consecuencias del cambio climático a 50 kilómetros de la capital de España.
En este sentido, el biólogo del Parque Nacional de Guadarrama, especializado en limnología (la ciencia de los lagos) Ignacio Granados, ha indicado que desde la expropiación de Cotos en 1998 hasta ahora se ha logrado un aspecto "mucho mejor que el que había antes incluso de la propia instalación de la estación de esquí y a principios del siglo XX".
Así, en la primavera de 1999 comenzó el desmontaje de los telesillas, la limpieza de la zona e iniciar la repoblación y la recuperación natural de un entorno que estaba "muy degradado".
Por otro lado, el parque sirve para estudiar los efectos del cambio climático, ya que desde 1989 se recopilan datos cada cinco minutos datos de caudales, limnología, rayos ultravioletas, entre otros.
Con estos y otros estudios el biólogo estima que desde el punto de vista científico la laguna de Peñalara es "espectacular y muy relevante". Además, en el fondo de la laguna hay "algo" que los científicos no logran determinar, por lo que hay muestras del mismo "hasta en Corea".
Su recuperación comenzó en 1990 y según Granados en un lago linotrófico de este tipo se tendría que casi el fondo mientras que en aquella época "solo se veían 30 centímetros". Sin embargo, ha destacado que, pese a la fragilidad de estos ecosistemas, se recuperan "rápidamente" y ya se han recuperado las tasas de erosión natural de hace 200 años en todo el entorno de la laguna y en la caldera.
Casi 2ºC más de temperatura en 40 años
Por otro lado, ha apuntado que la estación de AEMET de Navacerrada ha constatado que desde 1980 la temperatura ha subido una media de 1,8 grados centígrados, mientras que la precipitación ha disminuido 200 litros por metro cuadado en los últimos 20 años.
A su juicio, "está claro que ha habido un calentamiento del clima en la Sierra de Guadarrama". Por ejemplo, ha expuesto que la ranita de San Antonio cada vez sube a más altura y muchas especies de flora, incluso los pinos, se han desplazados entre 150 y 200 metros de altura.