Por Félix Toribio
La asociación de protección de los oceános Oceana. calcula que las autoridades andaluzas se han incautado de unos 7.600 tiburones (unas 16.000 aletas), cuyas extremidades habrían acabado en los restaurantes de Hong Kong. Oceana demanda información sobre el destino de los cuerpos de esos animales.
Oceana denuncia que los "vacíos legales existentes en la legislación europea" han permitido que una empresa de Huelva, "que operaba sin ningún tipo de documentación ni licencia de actividades", se hiciera con 11.400 kilos de aletas de tiburón y las pescara ilegalmente con la intención de comercializarlas. La organización internacional de conservación marina alerta una vez más sobre las operaciones ilícitas relacionadas con la pesca de tiburones, como el aleteo. En la actualidad España es el primer país exportador de aletas de tiburones de Europa.
“Estamos hablando de unas especies altamente vulnerables a la sobrepesca, incluso algunas amenazadas de extinción, y su explotación y comercialización precisa un control y regulación rigurosos. Es inexplicable que esta empresa haya estado operando durante meses comercializando estos productos de forma ilegal”, declara Xavier Pastor, director de Oceana en Europa.
COLABORACIÓN PARA LA CAPTURA
Oceana felicita al Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil (Seprona) y los funcionarios del Servicio Andaluz de Salud (SAS) y de Inspección Pesquera de la Junta de Andalucía en Huelva por la intervención en la operación y la inmovilización de la mercancía. Según las explicaciones de la Subdelegación del Gobierno, las aletas, procedentes del Puerto de Celeiro (Lugo), se encontraron en una nave de una empresa que las desecaba y preparaba para la exportación, pero que carecía de licencia de actividad, de registro sanitario, de calificación ambiental y de autorización sanitaria para realizar tareas relacionadas con la manipulación de productos para el consumo humano.
Según fuentes del Puerto de Celeiro, la empresa pesquera estaba ya tramitando las autorizaciones desde el inicio de la actividad hace cinco meses. “Es una historia que ya conocemos”, comenta Rebecca Greenberg, responsable de la campaña de tiburones de Oceana en Europa. “Encontramos una actividad ilegal relacionada con la lucrativa pesca de tiburones, y los implicados acaban culpando a otros por la pérdida de papeles o la demora en la tramitación de autorizaciones.”
Las aletas incautadas, cuyo valor en el mercado está estimado en unos 136.800 euros, estaban destinadas a Hong Kong, donde terminarían como ingrediente principal en la sopa de aleta del tiburón. La sopa es un plato tradicional asiático que hoy día se ha convertido en un símbolo de la desaparición de los tiburones. Mientras históricamente era una rareza dirigida a satisfacer los gustos de la minoritaria clase alta en China, hoy día, con las mejoras en las técnicas pesqueras y una creciente y próspera clase media, la demanda de este producto se ha disparado, aniquilando las poblaciones de tiburones ya sobreexplotadas y llevando en muchos casos a la práctica cruel y derrochadora del aleteo.
El aleteo está prohibido en la Unión Europea y los pescadores europeos deben conservar a bordo todos los cuerpos y las aletas de tiburón. Sin embargo, Oceana señala que el reglamento europeo es uno de los más laxos del mundo, ya que existen derogaciones que permiten cortar las aletas a bordo y descargar aletas y cuerpos en puertos diferentes. Estas salvedades complican la aplicación de la ley, dificultan la recopilación de datos y debilitan en gran medida la prohibición.
Oceana reclama la eliminación de estas lagunas legales en el reglamento del aleteo, y pide una política de fins attached o “aletas adheridas” por la que los tiburones se tienen que desembarcar con las aletas adheridas al cuerpo de manera natural. Muchos conservacionistas y científicos apoyan esta práctica como el modo más preciso y eficiente de terminar con el aleteo. Incluso la Comisión Europea la presentó como una opción en su posición en la reunión de IOTC (Comisión del Atún para el Océano Indico, por sus siglas en inglés) del pasado mes de abril, pero al final la propuesta no fue aprobada.
Los fallos en el actual reglamento también llevan a una falta de transparencia en cuanto a las capturas y el comercio de los productos derivados del tiburón, algo que se manifiesta en la intervención en Huelva. “Ahora mismo no tenemos manera de hacer seguimiento de estas aletas, o de comprobar las capturas, las cantidades de aletas o las especies a las que corresponden”, comenta Xavier Pastor. Oceana se comunicará con el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino para comprobar la legalidad de las capturas, incluido las especies comercializadas y los caladeros donde se pescaron estos tiburones.