A pesar de la aparición del humo, la Agencia de Seguridad nuclear japonesa afirma que no ha habido cambios notables en el estado de Fukushima.
Los últimos valores recibidos en el límite del emplazamiento se mantienen altos (0,800 mSv/h), continuando con una tendencia ligeramente en descenso. Desde el día 18 se han puesto en marcha dos nuevos puntos de medida de la radiación (al norte del edificio administrativo y el segundo cerca del acceso oeste). En el segundo de los puntos, en la madrugada del día 19 se registraron picos de 0,830 mSv/h, cuya procedencia está siendo estudiada.
La situación en la central de Fukushima Daiichi
Según la información recibida por parte del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), se resume la situación desde que se produjo el seísmo de 9 grados en la escala Ritcher, que afectó a los seis reactores de la central nuclear Fukushima Daiichi. Debido a los efectos del posterior tsunami, se perdió todo el suministro eléctrico interior y exterior en todos los reactores, pero parece que el tendido de una nueva línea de alimentación eléctrica está casi finalizado.
La Unidad 1 se encontraba en el momento del terremoto en operación y se paró automáticamente. Tras el desastre, ya en la tarde del viernes 11 de marzo, esta unidad comenzó a tener problemas de refrigeración. Por la noche, el núcleo comenzó a descubrirse y en la madrugada del sábado, mientras se realizaba un venteo controlado de la contención para aliviar su presión, tuvo lugar una explosión de hidrógeno en el edificio del reactor.
Según las autoridades, actualmente no hay evidencia de que la contención haya perdido su integridad, aunque no hay datos sobre su estado, y se continúa inyectando agua de mar borada a la vasija del reactor, aunque el núcleo permanece descubierto.
La Unidad 2 que también se encontraba en operación en el momento del terremoto y se paró automáticamente. Se mantuvo estable hasta el lunes 14, refrigerándose mediante un sistema de emergencia que finalmente se paró. A partir de ese momento, el núcleo del reactor perdió refrigerante hasta quedar descubierto.
Además en la noche del lunes se produjo una explosión de hidrógeno en el edificio de la contención que causó daños en la misma. A causa de esos daños, la presión en la contención disminuyó y continúa esa tendencia. Desde entonces, se inyecta agua de mar borada al interior de la vasija del reactor, pero el núcleo continúa descubierto.
No se ha confirmado la emisión de humo desde el edificio del reactor a partir de las 12:30h (hora española) del día 19.
Unidades 3 y 4
La Unidad 3 (784 MWe) es la que más preocupa a las autoridades, ya que estaba utilizando combustible de óxidos mixtos de uranio y plutonio (MOX). Hasta el domingo 12, se mantuvo estable refrigerándose mediante un sistema de emergencia que finalmente se paró. A partir de ese momento, el núcleo del reactor perdió refrigerante hasta quedar descubierto.
En la mañana del lunes, mientras se realizaba un venteo controlado de la contención para aliviar su presión, tuvo lugar una fuerte explosión de hidrógeno en el edificio del reactor causando numerosos daños en el mismo y afectando a la piscina de combustible.
A partir de ese momento se inició la inyección de agua de mar borada al recinto de contención. Desde el miércoles, se observa una columna de humo blanco o vapor procedente de la zona sureste de éste reactor que, junto con fluctuaciones de la presión en el interior del recinto de contención, sugieren la posibilidad de que esté dañada.
Actualmente, la inyección de agua de mar borada se está llevando a cabo en la vasija del reactor aunque su núcleo sigue descubierto. Respecto a la piscina de combustible, que al parecer había llegado a vaciarse, se está intentando aportar agua, primero mediante helicópteros militares.
En cuanto a la Unidad 4, la planta se encontraba en parada por recarga desde noviembre de 2010. El núcleo del reactor ya se había descargado y todo el combustible estaba en su piscina de almacenamiento.
Por circunstancias de las que no se dispone de información, pero que sugieren un vaciado de la piscina, el martes 15, se produjo una explosión de hidrógeno y un posterior incendio. El miércoles, se produjo un segundo incendio que fue extinguido. En este momento se ha iniciado la aspersión de agua de mar borada a la piscina de combustible a través de camiones cisterna.
La pérdida de la función de enfriamiento en los reactores 1, 2 y 4 ha sido clasificada de nivel 3, al igual que la pérdida de agua de la piscina de combustible de la Unidad 4.
Unidades 5 y 6
Lo más preocupante en cuanto a la Unidad 5, que se encontraba en parada por recarga desde enero de 2011, es que la vasija del reactor permanece con combustible y que en la piscina de almacenamiento existen elementos combustibles gastados. Desde el pasado 16 de marzo se observa un descenso de nivel de agua en el reactor, por lo que se está estudiando el aporte de agua adicional. Respecto a su piscina de combustible, los últimos datos aseguran que la temperatura ha disminuido debido a la entrada en funcionamiento de la bomba de refrigeración que logró ponerse en marcha.
Por último, en la Unidad 6, en parada por recarga desde agosto de 2010 y cuya vasija del reactor permanece con combustible. El nivel de agua en la vasija del reactor ha aumentado tras las aportaciones de agua adicional tras recuperarse la alimentación eléctrica con los generadores diesel.
La temperatura en la piscina de combustible gastado permanece estable. Se han iniciado los trabajos de refrigeración de la piscina tras la recuperación de una bomba de refrigeración.
Control radiológico de alimentos
Se han detectado radioisótopos de yodo-131 y cesio-137 en leche (en Kawamata a unos 50 kilómetros noroeste de la central), en cebollas (en Ibaraki a unos 130 kilómetros suroeste) y en espinacas (en Ibaraki y en Hitachinaka a 110 al noreste de Tokio). El resto no supera los límites previamente establecidos por el Ministerio de Sanidad japonés para casos de emergencia.
El ministro de Sanidad japonés ha ordenado investigar el origen y la distribución de estos alimentos para una posible prohibición de su comercialización.
En cuanto al agua de grifo se ha detectado Yodo-131 en seis puntos de muestras y dos de cesio-137 en dos de las 46 muestras analizadas sin que se superen los límites establecidos (300 bequerelios/kilogramo en el caso del Yodo y 200 bequerelios/kilogramo para el Cesio).
En el interior de la instalación los últimos valores recibidos en el límite del emplazamiento siguen siendo muy altos (1,5 mSv/h) aunque han experimentado un ligero descenso. En cuanto a los valores en el exterior de los edificios de los reactores 3 y 4 siguen siendo extremadamente altos (400 y 100 mSv/h, respectivamente).
Estos valores de radiación están provocando muchas dificultades a los trabajadores que llevan a cabo las labores de recuperación de la central nuclear.
Teniendo en cuenta estos datos, las autoridades japonesas siguen manteniendo las medidas de protección de acuerdo con los planes de emergencia: evacuación hasta 20 kilómetros y confinamiento entre 20 y 30 kilómetros. A partir del día 16 las autoridades japonesas han distribuido al personal evacuado pastillas de yodo para prevenir la incorporación de yodo radiactivo.
Se ha anunciado el cierre definitivo de la central, que tras las operaciones que se desarrollan estos días finalizará su actividad.