Oceana lanza una expedición para estudiar vida marina amenazada en Suecia y Dinamarca
La campaña documentará las amenazas que sufren las comunidades marinas más frágiles del Sund –estrecho que separa ambos países– y reunirá datos para avanzar en la protección de la zona
Oceana lanza hoy una expedición en el Sund para documentar sus frágiles especies y hábitats marinos y dar a conocer los efectos que tienen las actividades humanas sobre su biodiversidad. Situado entre Dinamarca y Suecia, el estrecho del Sund conecta el salobre Bálti1co con el Mar del Norte, más salado, y resulta esencial para todo un conjunto de especies y hábitats marinos en declive que necesitan protección.
La expedición, de tres semanas y financiada por la Swedish Postcode Foundation, empleará un ROV (robot submarino) que graba en alta definición. Submarinistas profesionales y muestras de fondo permitirán recoger datos adicionales. Oceana ha visitado el Sund durante sus expediciones al Báltico y el Kattegat de 2011, 2012 y 2013, y la de 2016 se apoyará en estos trabajos para centrarse exclusivamente en este estrecho y recopilar datos esenciales para avanzar en su protección y gestión
“El Sund es un perfecto candidato a ser protegido. Está densamente poblado a ambos lados y sufre un continuo aluvión de actividades humanas que amenazan su rica biodiversidad y las actividades económicas que dependen de ella”, explica Lasse Gustavsson, director ejecutivo de Oceana en Europa. “Los hábitats y especies marinas no reconocen fronteras políticas, por lo que un área marina protegida transfronteriza sería la única manera de asegurar la protección real de todo el Sund. Los datos que reúna Oceana resultarán esenciales para lograrlo”.
Hábitats marinos como las comunidades de Haploops y de mejillones se encuentran en declive en el Sund. Muchos de sus bancos de arena, que actúan como áreas de puesta y alimentación para peces, han sido destruidas por dragados sin regular. La falta de protección de estos soportes tan importantes para los ecosistemas marinas amenaza la biodiversidad y también el futuro de las industrias locales que dependen del estado saludable del medio marino.
Las pesquerías de la zona y el sector del ocio y el turismo proporcionan empleos e ingresos vitales para una región en la que habitan 3,8 millones de personas y donde la vida marina sufre múltiples amenazas de origen humano: tierra ganada al mar, contaminación, tráfico marítimo y dragado de arena, entre otras.