El Arctic Sunrise, de Greenpeace, saldrá de Tampa, Florida, la semana del 9 de agosto y visitará los Cayos de la Florida y el parque nacional Dry Tortugas, antes de acercarse a la fuente del derrame, a 80 km de la costa de Venice, en Louisiana. Científicos a bordo del barco examinarán la zona del Golfo a fondo -desde el plancton en la superficie hasta las plumas de crudo en la columna de agua o los corales de aguas profundas- para determinar el alcance de los impactos del vertido.
Greenpeace destaca que, pese al anuncio realizado por BP el pasado fin de semana de que había controlado el vertido, se ha comprobado que el pozo sigue vertiendo crudo al mar porque existen fugas de menor entidad que la empresa no puede controlar. Y recuerda igualmente que ni siquiera la completa detención del vertido significaría el fin del problema ya que los más de 700 millones de litros de petróleo que se han derramado en el golfo de México siguen poniendo en peligro la vida salvaje y los ecosistemas marinos de la zona y afectando gravemente al sector pesquero de la región. Según la organización ecologista, BP ha cometido muchos errores entre los que destaca la asignación de recursos insuficientes para solucionar este problema y la falta de transparencia, ocultando información o impidiendo el acceso a la zona de periodistas y de la sociedad civil.
Mediante la expedición que empezará a primeros de agosto, Greenpeace pretende evaluar los impactos de una forma independiente desde la misma fuente del problema para que los ciudadanos estadounidenses y el mundo en general conozcan en alcance real de esta tragedia ambiental.
Científicos de diferentes doctrinas estudiarán el impacto del vertido
Durante la expedición, el Arctic Sunrise hospedará a científicos independientes de diferentes disciplinas que identificarán la vida marina en la zona y valorarán las consecuencias del vertido en su desarrollo, mediante el monitoreo de mamíferos marinos, tortugas, peces y aves marinas, así como a través de la observación de bioindicadores de la contaminación como las esponjas marinas que, por ser organismos filtradores de grandes cantidades de agua, son útiles para analizar los efectos subletales del petróleo y los dispersantes. Estarán a bordo del barco de Greenpeace, entre otros, Charles Messing y José López de la Nova Southeastern University.
Greenpeace hace un llamamiento a los poderes públicos para que:
-Prohíban la perforación en aguas profundas y la exploración de cualquier otra vía no convencional de obtención de petróleo como las explotaciones en el ártico o las arenas bituminosas, por sus elevados riesgos.
-Dejen de subvencionar a los combustibles fósiles, como acordaron los miembros del G8 reunidos en Pittsburg el año pasado, entre los que estaba España.
-Reinviertan los fondos anteriores en la promoción de las energías renovables.
-Establezcan políticas públicas que estimulen una revolución energética basada en energías limpias, la única forma de luchar eficazmente contra el cambio climático.
La organización ecologista ha destacado la incoherencia de países como Estados Unidos que no contempla el abandono de su dependencia del petróleo y sigue consumiendo el 25 por ciento de los recursos petroleros globales pese a tener sólo el tres por ciento de las reservas de crudo del mundo. Greenpeace señala la necesidad de invertir globalmente en el desarrollo del gran potencial que tienen las energías renovables, así como las medidas de ahorro y eficiencia energética. La organización recuerda que, según el su informe [R]evolución Energética, es posible eliminar gradualmente los combustibles fósiles a escala global. Ya para el año 2050 se podría llegar a reducir nuestra demanda de combustibles fósiles y nucleares hasta un 86% respecto al escenario tendencial.