Ante esta situación, este grupo de trabajo de SEO/BirdLife convocó una Inspección Costera de Aves Orilladas (ICAO) con objeto de valorar el alcance del suceso.
En pocos días se movilizó a más de 40 voluntarios, coordinados por los responsables del GIAM en Cantabria y Asturias, y en colaboración con diversas asociaciones locales (Ambar Cetáceos, Arkamurka Natur Elkartea, Centro de Recuperacion de fauna slvestre de Bizkaia, Centro de Recuperacion de fauna slvestre de Cantabria, COA, Itsas Enara Ornitologia Elkartea, Mavea, SEO-Castro, SEO-Cantabria, SEO-Asturias, Sociedade Galega de Ornitoloxía, Sociedad Ornitologica Lanius).
El esfuerzo se concentró en Cantabria y Asturias, pero también se prospectaron playas en puntos de Galicia y el País Vasco. La convocatoria que se caracterizó por la rapidez, alta participación y el esfuerzo de muestreo y la fluidez de la información. Los días 13 y 14 de marzo coincidiendo con los días de máximo esfuerzo de ICAO, se acumulaban hasta 158 frailecillos orillados, de ellos 4 con vida que murieron poco después de su ingreso en los centros de recuperación.
El fenómeno perdió intensidad en la tercera semana de marzo, a excepción de algunos puntos del litoral asturiano que registraron los máximos entonces, como comenta Manuel Fernández Pajuelo, coordinador del GIAM en Asturias. El día 26, al cierre de la recogida de datos, el total asciende a 202 ejemplares, destacando los 73 ejemplares hallados en Asturias y 82 en Cantabria. Entre las aves orilladas se encontraron dos anilladas, ambas procedentes de las colonias británicas.
El hallazgo se produjo tras haber concluido el ICAO que tradicionalmente organiza el GIAM en toda España a finales de febrero. Esta actividad tiene por objetivo evaluar la incidencia y causas de moralidad de las aves marinas, uno de los grupos de aves más amenazados. Durante la inspección general de febrero no se detectaron frailecillos orillados.
El número de aves afectadas podría ser de miles
Teniendo en cuenta la precipitación de los acontecimientos, la existencia de servicios de limpieza en playas o el carroñeo de cuerpos, es de prever que el número total de aves orilladas fuera considerablemente más alto. Además, en casos como éste la mayoría de las aves se hunden antes de llegar a la costa. En casos como el del frailecillo, que suele encontrarse lejos de la costa, en las aguas del talud continental, diversos estudios apuntan a que la proporción de aves orilladas puede ser del orden del 10-20% o incluso inferior, por lo que la cifra total de aves afectadas podría ser de miles.
Posibles causas de mortalidad
Para poder entender qué había causado este fenómeno de mortalidad, se contactó con las administraciones locales (servicios de guardería de Medio Ambiente) para trasladar las aves orilladas a centros de recuperación donde pudieran ser analizadas. Los primeros datos hicieron pensar en vertido deliberado de hidrocarburos en alta mar (“sentinazo”), ya que algunas aves presentaban trazas de hidrocarburos en su sistema digestivo, pero la gran mayoría estaban completamente limpios. Está pendiente por tanto establecer la causa de mortalidad de estas aves, que podrían haberse visto afectadas por los prolongados temporales atlánticos de las semanas anteriores y la resultante escasez de alimento.
Si bien en este caso la muerte podría deberse a causas naturales, numerosas actividades humanas representan también una seria amenaza para las aves marinas, entre las que se incluyen la pesca (capturas accidentales) y la contaminación (especialmente la debida al transporte de hidrocarburos), etc. Así por ejemplo, durante la actual prospección se hallaron 57 cadáveres de otras aves marinas, sumando un total de 8 especies. Entre ellas, por lo menos 3 alcatraces atlánticos y dos cormoranes moñudos presentaban sedales y/o anzuelos visibles, indicando que la causa de su muerte fue la pesca.
Gestionar bien estas actividades para minimizar su impacto sobre las aves en particular y sobre el medio marino en general es vital para garantizar su conservación. SEO/BirdLife trabaja actualmente en esta línea, a través de dos proyectos dotados de fondos europeos: el LIFE+ INDEMARES y el InterReg FAME. Este último incluye la puesta en marcha de un programa de seguimiento de aves orilladas en el Atlántico ibérico de frecuencia mensual.