Como en muchos otros lugares de Galicia, a mediados del siglo XX se produjo en Miño una profunda transformación del paisaje por la llegada de las plantaciones de eucaliptos. En aquel entonces se buscaba crear una fuente de recursos para las zonas rurales, pero varias décadas después, gran parte de esas plantaciones fueron abandonadas. Ahora, la vida vuelve a abrirse paso, y lo hace con mucha fuerza: laureles, carballos (robles), espinos blancos, abedules, castaños y madroños crecen en un antiguo eucaliptal de esta localidad costera de la provincia de A Coruña. 

En 2013, el equipo de restauración forestal de WWF España puso en marcha, en colaboración con el ayuntamiento, un proyecto para la reconversión de eucaliptales abandonados a bosque autóctono. Se introdujeron 800 plantones de especies autóctonas y, un año y medio después, el esfuerzo ya ha dado sus frutos y crece allí un pequeño bosque, con algunas plantas superando varios metros de altura. 

La falta de planificación y de gestión en muchos montes gallegos, sumado al abandono rural, convierte a las masas de eucaliptos en un importante foco de incendios. En Galicia se da el segundo mayor número de Grandes Incendios Forestales (GIF, con más de 500 hectáreas quemadas), y el 86% de estos fuegos se inician en masas potenciadas o reintroducidas como los eucaliptales. 

WWF está trabajando para promover la reconversión de los eucaliptales que se encuentran abandonados por bosques autóctonos, mixtos y diversos, que son el mejor cortafuegos posible. Pero estas actuaciones de reconversión de bosques no sólo sirven para favorecer la biodiversidad y reducir el riesgo de incendios en una región tan castigada por el fuego como Galicia: también suponen una oportunidad económica. En la actualidad se pagan entre 15 y 20 euros por una tonelada de madera de eucalipto, mientras que las especies de maderas nobles –como castaños o nogales- cotizan en mercado entre 1.000 y 1.200 euros por tonelada. 

Ya existen iniciativas piloto –como “Refogal”, en las Rías Bajas, recogida en el último informe sobre incendios de WWF- que pretenden demostrar es posible impulsar otro sistema forestal en Galicia, más beneficioso a largo plazo para los propietarios por su mayor rentabilidad y más coherente con el medio natural. 

Ahora le toca a la Xunta impulsar iniciativas como estas en otros montes, y apostar por una ordenación del eucalipto en el paisaje gallego. Para ello podrían, por ejemplo, promoverse deducciones fiscales para incentivar la inversión inicial en estos proyectos de sustitución del eucalipto, tal y como se hace en Francia. El objetivo: un paisaje alternativo, rico en biodiversidad, rentable para el medio rural y viable de cara al futuro, sin la lacra de los incendios.



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