El director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), Yukiya Amano, aplaudió el anuncio del gobierno de Japón sobre la condición estable alcanzada en la planta nuclear de Fukushima.

El responsable del OIEA señaló que los reactores de esa planta han logrado la condición de “parada en frío”, y que la fuga de materiales radiactivos está controlada.

Amano indicó que este ha sido un paso importante que concluye la segunda etapa del plan de desmantelamiento de la planta, que podría tomar hasta 30 años.

Agregó que el OIEA continúa supervisando la situación de las instalaciones nucleares de Fukushima, que fueron dañadas el pasado 11 de marzo tras el terremoto y posterior tsunami que provocaron el peor accidente nuclear desde Chernobyl en 1986.

Ecologistas en Acción

Para Ecologistas en Acción, el anuncio de la “parada fría”, supuestamente alcanzada, es un nuevo intento del gobierno japonés de minimizar los efectos del accidente nuclear, utilizando un término con el que se define el estado de un reactor cuando está en funcionamiento normal.

Según Ecologistas en Acción, no es lo mismo bajar la temperatura por debajo de 100 grados que llevar los reactores al estado de “parada fría”. Los reactores nucleares, en funcionamiento normal, tienen definidos distintos estados en función de los valores de diferentes parámetros: recarga, parada fría, disponible, caliente y marcha.

Así, el estado de “parada fría” corresponde a una temperatura media del circuito primario cercana a la temperatura ambiente – entre 30 y 40 grados -, con todos los sistemas funcionando adecuadamente, en cuanto a disponibilidad, estanqueidad, etc. Ninguna de estas condiciones se dan en los reactores I, II y III de Fukushima-Daiichi.

Si bien la actuación de los trabajadores de la central ha sido heroica, la gestión de la crisis por parte del gobierno japonés se ha caracterizado desde el principio por el ocultismo y la manipulación informativa. En este orden de cosas, ha aumentado – unilateralmente, y solo en Japón – el límite legal de exposición de la población a la radiactividad de 1 a 20 milisieverts, con la intención de evitar la evacuación de 100.000 personas más, que se sumarían a las 80.000 ya evacuadas. Pero este es solo un ejemplo de lo que ha sido la gestión del desastre por parte de las autoridades japonesas, ya que la información ha circulado con cuentagotas y siempre a remolque de datos obtenidos por observadores internacionales y/o privados.

Para Ecologistas en Acción, el anuncio de la “parada fría”, supuestamente alcanzada, es un nuevo intento del gobierno japonés de minimizar los efectos del accidente nuclear, utilizando un término con el que se define el estado de un reactor cuando está en funcionamiento normal. Esto es así, desde el momento que los sistemas de seguridad siguen sin funcionar, la estanqueidad no ha sido conseguida – es decir, continúa saliendo material radiactivo al exterior – y la temperatura solo se puede controlar a base de aportación externa de agua, y de acumular agua radiactiva en los alrededores de los reactores – ya hay más de 100.000 toneladas.

Según la organización ecologista, las consecuencias del accidente, y el hecho de que solo estén en funcionamiento 9 de los 54 reactores con que cuenta el país, deberían hacer reflexionar no solo al gobierno japonés, sino también al español, en el sentido de programar el cierre de una forma de generación eléctrica, la nuclear, que es prescindible, peligrosa y que genera unos residuos – letales y que perduran durante decenas de miles de años – para los que no hay solución.



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