El mercurio y los compuestos mercuriales son perjudiciales para la salud, pues se trata de un elemento muy tóxico, especialmente para las embarazadas, los lactantes y los niños. Así lo afirma la Organización Mundial de la Salud (OMS), que aconseja nuevas medidas para limitar su uso.
Según la OMS, una exposición prolongada al mercurio puede tener efectos nocivos en los sistemas nervioso, digestivo, respiratorio e inmunitario, así como en los riñones y pulmones.
El mercurio es un elemento natural presente en el aire, el agua y el suelo, y que se utiliza para la elaboración de pilas, aparatos de medición como termómetros y barómetros, interruptores y relés eléctricos, bombillas, amalgama dental, blanqueadores de la piel y otros cosméticos y productos farmacéuticos.
Algunos pescados y mariscos contienen metilmercurio. El consumo continuado de estos alimentos por parte de las embarazadas puede afectar negativamente el desarrollo del cerebro y del resto del sistema nervioso del niño.
La OMS está impulsando medidas para eliminar gradualmente estos productos o reducir la cantidad de mercurio que contienen.