La nueva política de Wilmar “Sin deforestación, sin turberas, sin explotación” se publicó el pasado diciembre anunciando el fin de la deforestación, la conversión de turberas y la explotación. Sin embargo según Amigos de la Tierra, en Indonesia, Liberia, Uganda y Nigeria, se han seguido recibiendo numerosos testimonios e informes de problemas ambientales y sociales que contradicen la publicitada política.

En Indonesia, Wilmar continúa comprando aceite de palma de Bumitama Agri, una empresa que está operando en una plantación sin los permisos necesarios y, por lo tanto, introduciendo aceite de palma ilegal en la cadena de suministro. Otro de los casos, nos lleva a Nigeria, donde Wilmar acapara tierras forestales en los alrededores de la Reserva Natural de Afi, próxima a un Parque Nacional que acoge bosques de alto valor.

Blanca Ruibal, responsable de Agricultura y Alimentación en Amigos de la Tierra afirmó: “Wilmar ha cambiado de música, pero sigue cantando la misma canción. Sus declaraciones de responsabilidad y su publicidad esconden en realidad una falta de medidas reales que velen tanto por el medio ambiente como por la población de la zona. Es hora de que los financiadores se responsabilicen de sus inversiones y tengan en consideración los impactos de esta empresa. Si no quieren ser cómplices de la deforestación y el acaparamiento de tierras es necesario que dejen de invertir en Wilmar”.

Financiadores americanos y europeos tienen acciones en Wilmar por valor de 371 millones de euros y mantienen 1.100 millones de euros en préstamos vigentes. En Holanda ING tiene más de 26 millones de Euros en acciones; el banco británico HSBC mantiene 298 y BNP Paribas y el holandés Rabobank tienen 189 millones de euros y 111 millones respectivamente. En cambio, algunos inversores como Deutsche Bank, gracias a la presión pública, han decidido vender sus acciones.

Tras las conversaciones con Wilmar en una visita a Indonesia, los grupos de Amigos de la Tierra han seguido con preocupación la falta de compromiso de la empresa. Amigos de la Tierra solicita a los financiadores de Wilmar que dejen de invertir en la empresa hasta que respete las leyes nacionales de los países en los que opera y que aplique en todas sus operaciones el consentimiento libre e informado de las comunidades. Wilmar debe además devolver las tierras de las que se ha apropiado ilegalmente.



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