La reforestación de las 8.500 hectáreas quemadas en Doñana en junio de 2017 se iniciará en otoño. El periodo de espera se ha prolongado para detectar cuánta recuperación natural generaba el propio entorno, e incluirá medidas que prevengan el cambio climático.
Entre ellas, menos cantidad de árboles, en especial pinos, y entrada de especies antes escasas. Mientras, en la Consejería no hay novedades sobre el proceso judicial que imputa a los dueños de Carbones Fergón.
El mayor incendio sufrido por el Espacio Natural de Doñana arrastrará durante años sus consecuencias, tanto naturales como judiciales.
Las medidas iniciales, de emergencia, incidieron sobre todo en el área más delicada, la de dunas y acantilados arenosos del Asperillo. Allí se colocaron obstáculos con la madera quemada para paliar la erosión del viento.
Pero la reforestación no empezará hasta este otoño. Ecologistas, científicos y Consejería de Agricultura y Desarrollo Sostenible coinciden en que ha sido lo idóneo para no alterar procesos naturales que ayudan a la tarea, que dieron «muy buen» resultado en 2018 por las lluvias.
Masa de pinar de Doñana
El equipo de expertos en diversas áreas incluido en el plan, ha decidido también que la masa de pinar se reduzca en algunas zonas a la mitad sus árboles. El número de pies de pino que existía se considera excesivo, lo cual además encaja con la proyección de los efectos del cambio climático realizada para esa comarca, en especial con menos lluvias, según informan desde la comisión científica.
También se plantarán más ejemplares de especies que habían perdido presencia por la mano del hombre, al ser en parte una zona donde se cultivaron árboles -eucaliptos y pinos- para producir madera desde los años 50 talando los ecosistemas naturales. Así, en la zona noroeste se dará prioridad al alcornoque, y se devolverá la vegetación húmeda propia de lagunas y arroyos.
Desde WWF se aplaude este procedimiento. La organización ecologista colaborará con el trabajo de recuperación de enebros y sabinas en zonas dunares y de acantilados.
María Melero indica que esperar dos años «es lo razonable y consecuente, y sería ideal que se actuara así en todas partes». La organización ecologista no recurrirá a voluntariado, sino a profesionales, conscientes de la relevancia del proyecto.
El voluntariado en este periodo ha realizado algunas acciones, como la recogida de semillas, pero se ha difuminado con el paso del tiempo a pesar de los más de 6.000 inscritos al inicio.
14 millones de euros
El director general de Medio Natural y Espacios Protegidos, Angel Sánchez, destaca que este año están presupuestados 14 millones de euros para la comarca. De momento se aplican 2,5, para prevenir la erosión en la zona contigua al camping incendiado, que ya hace un año reabrió sus puertas.
«Se habían hecho sólo actuaciones de emergencia, pero ningún proyecto dentro del plan de Recuperación», dice Sánchez con el ejemplo de la licitación de otros 2 millones que hará la Junta este año. El grueso del presupuesto, 8 millones, permitirá tratamientos selvícolas de prevención de nuevos incendios.
Sin embargo, la zona sigue siendo de alto riesgo. El jueves hubo un fuego de escasa entidad en la mismo área, según narraba a este diario Juan Romero, de Ecologistas en Acción.
«Siempre es consecuencia de la nula o, como mucho, nefasta política forestal que existe», afirma. En Doñana el trabajo tras el fuego cree que debe ser «ejemplar», y coincide en lo aprobado hasta ahora por el comité de expertos para «acabar con la masa mono específica de pino».
Seguimiento de la fauna
El trabajo científico de seguimiento de la fauna sí está encontrando dificultades. Desde la Estación Biológica de Doñana advierten que «no se ha puesto en marcha o es muy limitado» respecto a lo previsto.
Hasta ahora lo realizan con medios propios, gracias a un proyecto previo con 12 parcelas de estudio -cada una de 7 hectáreas- de las que 3 fueron incendiadas. La tensión se ha acrecentado al meditar la Consejería la opción de encargar la tarea a la empresa pública Tragsa.
A día de hoy, se aprecia que las aves forestales han sido sustituidas por otras de espacios abiertos (zorzales, jilgueros, verderones…) y otras como alcaudones, según los datos de Luis Santamaría (Estación Biológica de Doñana).
Los micromamíferos están muy castigados, y se ven ratones pero no musarañas o lirones; y los conejos resultan muy escasos. Sí se benefician del mayor pasto los ciervos, aunque eso conlleva el riesgo de eliminación excesiva de brotes. Como curiosidad, se aprecian muchos más murciélagos que antes del incendio.
Costes de recuperación
Los costes de recuperación forman parte del importe al que ascienden las pérdidas, unos 100 millones, según un informe de la Fiscalía, entre ellos los gastos de extinción, cifrados en 2 millones.
El 88% del terreno quemado estaba protegido. El 35% sufrió un daño muy alto o alto, y el 34% de nivel moderado. Y, por municipios, el 51% del suelo lo soportó Moguer; el 30%, Almonte; y el 15%, Lucena.
Para Juan Romero, «lo más triste es que una carbonería estaba allí trabajando con fuego» en junio y con calor. Tres responsables de Carbones Fergón son los señalados desde la Fiscalía como responsable del origen del incendio. La abogada de la empresa ha rechazado hacer declaraciones.
Proceso judicial
El proceso judicial que recae en el juzgado número 2 resulta especialmente complejo por los 300 afectados existentes. La primera impresión de la Fiscalía estimó que el juicio se convocaría para 2020 en el mejor de los supuestos, aunque incluso eso lo consideraba improbable. En este análisis coincide Juanjo Carmona, representante de WWF y abogado: «Va a tardar años».
Carbones Fergón se calificó como «cabeza de turco» del siniestro. La misma expresión que utilizó el único imputado por el mayor incendio en la historia de Andalucía, el de Minas de Riotinto, de casi 30.000 hectáreas, que generó un plan de ayudas de 77 millones de euros.
El acusado resultó absuelto en un juicio celebrado en 2010, a los 6 años del incendio. Juan Romero afirma que la ciudadanía cree que existe «impunidad» ante los delitos forestales.
Sin embargo, las condenas van cayendo en un ámbito donde la prueba es lo más difícil. En abril, un vecino de La Carolina ha sido condenado a 3 años de cárcel por un incendio de 16 hectáreas. Dos trabajadores que no respetaron las medidas preventivas en una tala fueron condenados en 2016 a 6 meses en El Castillo (Sevilla), tras quemarse 162 hectáreas.
Ecoturismo en Doñana
El trabajo de restauración incluirá también la recuperación de los servicios ambientales, sobre todo ecoturismo, que generaba la zona. Aunque la playa de Matalascañas ha perdido la bandera azul en este verano, no se debe al incendio, pues la mantiene la del Parador de Mazagón, sino a la falta de depuración de aguas urbanas.
El agua es uno de los graves problemas en el entorno de Doñana. Como ocurre con la presencia de ganado sin permiso en zonas reservadas, lo cual se detectó al ordenarse controlar herbívoros en zonas delicadas donde los expertos esperaban la regeneración natural.
Pensaban en ciervos y jabalíes, pero también había cabezas de ganado doméstico. Algunas de ellas no las recogieron sus dueños tras la retirada por guardería o Seprona. En Doñana hay fuegos sin humo.
Fuente: JORGE MOLINA / EL MUNDO,
Artículo de referencia: https://www.elmundo.es/andalucia/2019/06/24/5d0fa70221efa0f1078b465a.html,