La tormenta tropical «Kyle», que se creó ayer en el Océano Atlántico, se ha convertido en la undécima de la temporada 2008 de huracanes del Atlántico y se dirige con fuerza a las Bahamas, dijo el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos.
«Kyle» alcanzó la fuerza de tormenta tropical, con vientos máximos sostenidos de 72 kilómetros por hora, mientras se mueve dirección este hacia las Bahamas. La tormenta tropical avanza en una trayectoria que podría llevarla a tocar tierra en el estado norteamericano de Maine o en las provincias marítimas de Canadá, como huracán de categoría 1.
«Kyle» se encuentra a unos 1.038 kilómetros al sur-suroeste de las Bermudas y se mueve hacia el norte a unos 13 kilómetros por hora, según detalló el CNH.
El sistema frontal provocó lluvias torrenciales en Puerto Rico, las Islas Vírgenes y La Española durante días, antes de moverse hacia el Atlántico. Asimismo, las autoridades de Puerto Rico informaron de que al menos cuatro personas murieron y muchas casas quedaron inundadas.
HURACÁN
Los meteorólogos, que han indicado que la tormenta podría alcanzar la categoría de huracán en pocos días, han pronosticado que en la temporada de seis meses, que termina el 30 de noviembre, se podrían generar hasta 18 tormentas tropicales y huracanes.
Pronósticos a largo plazo indican que «Kyle» se moverá probablemente dirección al norte a través del Atlántico al igual que al oeste de Bermudas y se acercará el domingo al estado norteamericano de Maine y a las provincias canadienses de Nueva Brunswick y Nueva Escocia como un huracán de categoría 1 dentro de la escala de 5 niveles, con vientos cercanos a los 120 kph .
Esta es la primera tormenta que se forma en la región desde la tormenta tropical «Josephine» el 2 de septiembre, un período de calma muy largo en una temporada de huracanes bastante atareada y destructiva.
Al menos 700 personas murieron en Haití cuando cuatro tormentas, «Fay», «Gustav», «Hanna» e «Ike», azotaron hace un mes la isla de La Española. Como consecuencia de ellos, cientos de personas tuvieron que ser evacuadas y muchas plataformas petrolíferas en el Golfo de México se vieron obligadas a cortar su producción ante la amenaza del temporal, antes de golpear violentamente a los estados de Luisiana y Texas, respectivamente.