De esta forma, Oceana reclama la creación de áreas marinas protegidas "seleccionadas de forma coherente y bien gestionadas", que cubran el 30% del Báltico. Durante la expedición, que ha durado siete semanas entre abril, mayo y junio, la tripulación ha efectuado 112 operaciones del robot submarino ROV, 30 inmersiones de buceadores y 41 tomas de muestras con draga, además de 20 grabaciones de CTD.
Los hallazgos se emplearán para impulsar una "mejor conservación" de estos ecosistemas y mejorar la gestión de las actividades humanas que lo amenazan. Para la organización, gestionar la pesca es "necesario" para garantizar la sostenibilidad del sector y la salud de los stocks.
Para la directora del Proyecto del Báltico de Oceana, Hanna Paulomäki, es también necesario "gestionar y controlar mejor la pesca, especialmente dentro de las áreas protegidas". "Hay que gestionar todas las especies capturadas comercialmente y aplicar cuotas a todas para alcanzar en 2015 el Rendimiento Máximo Sostenible (MSY)", ha añadido, al tiempo que ha exigido medidas de conservación, gestión y control "más estrictas" para asegurar la salud del ecosistema a largo plazo.
Los científicos de Oceana procesarán ahora la información y los datos recogidos durante esta expedición, de 1.500 millas, y la del año pasado. Estos hallazgos se trasladarán a gobiernos, investigadores y otras ONG y se emplearán en la campaña de Oceana para que el Báltico vuelva a contar con ecosistemas saludables y stocks pesqueros viables.
Política Pesquera Común
Oceana hizo esta solicitud ayer, el mismo día que se conocía la reforma de la Política Pesquera Común (PPC), que la organización de conservación marina considera "altamente decepcionante" porque retrasa el veto a los descartes (pesca accesoria que es devuelta al mar) y aplaza el objetivo de rendimiento máximo sostenible (RMS) de los recursos más allá de 2015.
"Aunque es un resultado altamente decepcionante, en especial en cuanto a la prohibición de los descartes, es el mejor resultado que siendo realistas podíamos esperar del Consejo de Pesca. No cuestionan la necesidad de cambiar la gestión de las pesquerías, simplemente admiten que no están preparados para hacerlo ahora", ha resumido en un comunicado el director ejecutivo de Oceana, Xavier Pastor.
La organización también advierte de que si se retrasa el objetivo de llevar todos los recursos a su rendimiento máximo sostenible más allá de 2015, año marcado inicialmente en el calendario por Bruselas, la Unión Europea no cumplirá con la obligación legalmente vinculante que asumió de que las aguas europeas tuvieran en 2020 un buen estado medioambiental.
Greenpeace
Greenpeace también criticó ayer esta reforma, ya que entiende que posibilita la sobrepesca. "Después de décadas de mala gestión que ha devastado los recursos, los ministros están incumpliendo miserablemente su promesa de reformar la gestión de las pesquerías de la UE", ha asegurado el director de política pesquera de Greenpeace, Saskia Richartz.
La organización ecologista acusa a los gobiernos europeos de querer dejar la reforma "pendiente de un hilo" y de "condenar a los pescadores y los peces a otra década de sobrepesca y reducción de los stocks, con graves consecuencias para especies como el bacalao, la merluza y el atún".
La Comisión Europea pide un cambio radical en la política pesquera que permita prohibir de manera inmediata los descartes y obligar a los pescadores a desembarcar en puerto todo lo capturado, al tiempo que apuesta por fijar en 2015 el plazo para cumplir con el RMS. Sin embargo, la oposición firme de un grupo de países encabezado por España y Francia ha obligado a un acuerdo que diluye estos objetivos para adaptarlos caso por caso a cada pesquería.
Desde Greenpeace advierten de que el retraso en los plazos de estas medidas se traducirá en una menor presión sobre quienes pescan, con lo que seguirán agotándose los caladeros y los pescadores continuarán dependiendo de los subsidios.