La organización internacional de conservación marina advierte de que la España peninsular acabará rodeada de sondeos si la Administración aprueba todos los proyectos que hay actualmente en tramitación.
Los sondeos Fulmar-1 y Pelícano-1 amenazan zonas de alto valor del mar Cantábrico. Entre las áreas afectadas se encuentra el cañón de Capbretón, que llega a 3.500 metros de profundidad y se considera el más profundo del mundo. Oceana ha pedido su protección por albergar ecosistemas de un amplísimo rango batimétrico de los que dependen numerosas especies, incluidas muchas de interés pesquero, como merluza, rape o cigala. También podría verse afectado cerca el Biotopo Protegido de San Juan de Gaztelugatxe, una de las dos únicas áreas marinas protegidas en el País Vasco.
Los proyectos Siroco (Andalucía), Gran Burato (Galicia) y Casablanca (Cataluña), así como los de las costas valenciana, crean áreas de alto riesgo en los mares peninsulares. La justificación técnica para el desarrollo de estos proyectos es insuficiente y el riesgo que se asume con cada instalación es mucho mayor que los beneficios que pueda aportar.
“El incremento en los proyectos para la extracción de hidrocarburos en el mar es contrario a las políticas energéticas europeas y a las que debería estar promoviendo el gobierno de España, apostando claramente por un desarrollo de las energías renovables y un abandono progresivo de las contaminantes. Cada nuevo proyecto es un paso atrás en la lucha contra el cambio climático y un paso adelante en la acidificación del mar”, afirma Xavier Pastor, Director Ejecutivo de Oceana Europa.
Algunos de estos proyectos de sondeos, como los de Valencia, han tenido una fuerte oposición social e institucional. En el caso de Siroco, la expedición del Oceana Ranger de este verano ha demostrado la presencia de arrecifes y especies de interés en el punto propuesto, información no mencionada en el Estudio de Impacto Ambiental. Del mismo modo, los datos recogidos por las expediciones de Oceana en el Cantábrico, muestran que existen hábitats y especies de interés que se verían afectadas por el desarrollo de este proyecto.
“Es incomprensible que el gobierno vasco promueva instalaciones de energía limpia punteras en Europa, como la central de energía undimotriz de Mutriku, y meses después se estudie la autorización de sondeos de hidrocarburos frente a sus costas”, señala Pastor. “La explotación de hidrocarburos continuamente es noticia por los daños al medio ambiente marino que genera y no contribuye a solucionar la dependencia energética de España. En lugar de apostar por energías renovables, los sondeos Fulmar-1 y Pelícano-1 supondrán un aumento de tráfico y la instalación de infraestructuras industriales para explotar un recurso finito que dañará zonas de alto valor ecológico”.