Numerosos oficios tradicionales ya se han extinguido, pero otros sobreviven gracias al esfuerzo de personas tan arraigadas al lugar en el que viven que han conseguido asegurar la supervivencia de labores ancestrales y elevarlas a la categoría de artesanía; pero han conseguido mucho más.

Son los guardianes de las mejores tradiciones populares, pero también custodios del entorno donde viven. 

El barro, el agua o la madera han sido durante siglos la materia prima con la que han trabajado, recursos naturales que han sabido explotar de una forma sostenible para no agotarlos.

Son ellos en gran parte los responsables de que se conozcan los valores etnográficos e históricos de las zonas rurales donde viven, pero también de propagar la importancia de conservar el patrimonio natural y la biodiversidad.

Conocer esos oficios tradicionales, el trabajo artesanal de esos profesionales, se ha convertido en el eje de muchas propuestas turísticas en España, pero también en el núcleo de las labores de educación ambiental que se desarrollan en muchas zonas de la red Natura 2000.

Ejemplo para miles de personas, sobre todo escolares

Miles de personas, y sobre todo escolares, descubren gracias a estos artesanos la importancia de hacer un uso sostenible de los recursos naturales y de la energía, como antes lo hicieron otras generaciones, y la responsabilidad individual que cada uno tiene para conseguir que siga siendo así en el futuro.

Victorino García trabaja en la Tierra de los Cunqueiros, en Asturias, en una aldea empotrada en plena red Natura 2000 por la calidad y la importancia de sus recursos naturales, unos valores que durante siglos contribuyeron a mantener estos artesanos haciendo un uso plenamente sostenible de la madera de sus bosques y que hoy está empeñado en defender él.

Rodeado de Zonas de Especial Protección para las Aves (ZEPA) y de Lugares de Importancia Comunitaria (figuras de protección previstas en la red europea Natura 2000), Victorino trabaja como guía, como interprete de la naturaleza, pero además ha conseguido dar continuidad al legado de los cunqueiros. 

Actualizar un oficio tradicional al siglo XXI 

Pero ni vive ajeno a las nuevas tecnologías ni pretende desde el romanticismo competir con las industrias que se dedican a fabricar vasijas o utensilios de madera.

“Más que recuperar, lo que hemos hecho es actualizar este oficio y adaptarlo a los tiempos actuales”, ha manifestado a EFE, y ha subrayado su empeño en no perder la estructura tradicional del oficio, el torno, pero sí en buscar la rentabilidad por canales diferentes a los que utilizaron los viejos cunqueiros.

Y ha encontrado esa rentabilidad en las piezas de artesanía que fabrica con su viejo torno, en las ferias y muestras donde se quiere dar visibilidad a los oficios tradicionales y a los valores etnográficos de un lugar, y en la educación ambiental que sin quererlo imparte a cuantos se acercan a este paraje natural.

“Ellos basaban su oficio exclusivamente en fabricar piezas para el comercio y para la venta y nosotros, como vemos que la producción de esos elementos no sería suficiente para la subsistencia, lo que hacemos es adaptarlo al turismo, enseñarlo y mostrarlo al mundo como un valor de nuestra seña de identidad”, ha señalado.

Él es cunqueiro, pero son cesteros, alfareros, molineros o gabarreros, viejos oficios asociados al monte y a la naturaleza, guardianes durante siglos de las mejores tradiciones y de la explotación sostenible de los recursos naturales, y protagonistas hoy de muchas de las historias de éxito que se suceden en el mundo rural, sobre la red Natura 2000



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