El Espacio Natural de Doñana vive uno de sus cíclicos momentos críticos, pero con datos que no se habían sufrido simultáneamente en décadas. Los niveles de agua, la presión agrícola, el número de aves o, incluso, el estado de sus dos especies emblema -águila imperial y lince-, dibujan un estado de preocupación, que llega hasta Bruselas, la capital comunitaria, donde la paciencia con España se agota, precisamente, por no tomar medidas para garantizar el futuro del parque y no cumplir la sentencia que la obliga a ello.
La última alarma la ha provocado el águila imperial, especie que tuvo en Doñana un reducto histórico y que no ha desaparecido porque se le aporta alimentación. Lo señala así de claro Miguel Ferrer, investigador de la Estación Biológica de Doñana (EBD) y experto en la rapaz. Este año, según desvela la Sociedad Española de Ornitología (SEO) con datos del propio parque, de las ocho parejas presentes, se reprodujeron cuatro, con el resultado de cinco pollos vivos.
Por el contrario, la especie marcha bien fuera: 154 pollos volaron gracias a las 129 parejas existentes en Andalucía (en España 600), comunidad que ha sumado nuevos territorios con imperial: la provincia de Granada y Cádiz, Sierra Mágina, El Condado y el Valle de Los Pedroches.
Doñana
Ferrer indica que el «parche» hace años de colocar conejos muertos en posaderos para que comieran las imperiales se ha eternizado. También se recurre a colocar pollos de otros nidos en algunos de Doñana. Sin todo ello «habría desaparecido», dejando desconectadas las poblaciones de Huelva y Cádiz, provincia ésta ya con más imperiales que Doñana.
Eloy Revilla, director de la EBD, añade al milano real como otra rapaz alimentada. Sin embargo, cree que este manejo no convierte a Doñana en un ‘zoológico’, pues mantiene «valores excepcionales», aunque la mano del hombre a nivel local -regadíos- y global -cambio climático-, la golpee con dureza.
El lince no para de crecer, con un censo actual en la península de 1.365 animales cuando hace veinte años eran 80. Pero dentro de Doñana «no pasan seguro de 40», indica Ferrer, por la ausencia de conejos, algo que también sufre la imperial. En el parque se han soltado miles de conejos en el intento de recuperar poblaciones, pero sin éxito alguno. Ferrer cita la teoría de otros colegas, que señalan que entraron con ellos «todas las variantes posibles de la neumonía hemorrágica vírica», el sida de esta presa clave. Javier Salcedo, director del Life sobre el lince, consideraba que «es más difícil gestionar en Doñana el conejo» que el carnívoro.
Revilla añade los datos de la EBD: el conejo en Doñana ya no se reproduce al año dos o tres veces, sino una, por falta de hierba. Sin lagunas, la hierba de alrededor no crece. Con diez años de temporada seca, no existe en otros muchos lugares.
Colapso ecológico
La SEO habla de «colapso ecológico» en el espacio natural. Ferrer apunta a que «la pregunta es qué vamos a hacer con Doñana». El censo anual de aves acuáticas ha sido crítico. De 470.000 individuos censados a los 87.500 de 2021, una quinta parte en sólo un año. La sequía que asola a Andalucía es la principal causante, pero no la única.
Doñana depende del agua de lluvia pero en parte, pues está adaptada a la sequía gracias a su potente acuífero subterráneo. O estaba. Los datos de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) alertan de lo que se ve a ojo por la desaparición de docenas de lagunas en el parque: «El actual grado y modo de explotación de los recursos subterráneos, de mantenerse, comprometería a los ecosistemas terrestres». De los 16 sectores en los que se divide el acuífero, tan sólo uno está en situación de normalidad; dos se hallan en estado de «prealerta», diez en «alerta» y tres en «alarma».
La CHG insiste en el «incremento cero» de la superficie susceptible de obtener una concesión para riego, la aplicación rigurosa de la ley, el cierre de las captaciones ilegales de agua o la eliminación de regadíos no legalizables. Algo que va al contrario de la amenaza de legalizar unas 1.800 hectáreas de frutos rojos -según el cálculo de WWF- que impulsa el Gobierno andaluz, a pesar de las clarísimas advertencias de la Comisión Europea.
Luz de esperanza
Miguel Delibes, uno de los últimos históricos de Doñana y presidente de su Consejo de Participación, aportó una luz de esperanza hace meses en el Parlamento. «Se puede destruir Doñana de muchas maneras, pero con una ley pienso que no, porque es un camino demasiado brutal de ataque; Doñana está muy defendida legalmente, con normativas andaluzas, españolas, europeas», dijo.
Eloy Revilla cree que «Doñana está en otro más de sus puntos críticos, y espero que podamos superarlo». También confía en que la Consejería de Medio Ambiente vuelva a desligarse de Agricultura en el nuevo gobierno. Y que no se retome la legalización de 1.800 hectáreas de berries. Y, todos, confían en que llueva.
La Comisión Europea, mientras tanto, ha dado un ultimátum a España de dos meses para que tome medidas urgentes o, de lo contrario, estudiará elevar el caso de nuevo a la Justicia europea para reclamar una multa. «No se ha garantizado una gestión sostenible de las masas de agua subterránea que alimentan los humedales», subraya Bruselas.
Fuente: JORGE MOLINA / EL MUNDO
Artículo de referencia: https://www.elmundo.es/andalucia/2022/07/16/62d1b2bafdddff6f888b45c1.html