Al cumplirse el 15º aniversario del tsunami del océano Índico en el que fallecieron unas 230.000 personas de 14 nacionalidades diferentes, el Secretario General de las Naciones Unidas advirtió este martes que los riesgos que todavía pueden provocar los tsunamis son inmensos.
Pese a esta situación, António Guterres destacó los grandes avances en los sistemas de alerta temprana en el océano Índico, el Caribe, el Atlántico Nordeste y el Mediterráneo, entre otros, desde el devastador suceso del año 2004.
“Sin embargo, se desprende claramente del aumento en las pérdidas económicas durante los últimos 20 años que aún no hemos captado del todo la importancia de que las infraestructuras esenciales estén protegidas de los desastres”, afirmó y destacó que “esto es fundamental para evitar interrupciones en los importantes servicios públicos” durante fenómenos meteorológicos intensos.
Además, Guterres destacó el peligro que se cierne sobre los 680 millones de personas que viven en zonas costeras bajas y que esa cifra puede superar los 1000 millones en el año 2050.
Al mismo tiempo, el aumento del nivel del mar causado por la emergencia climática puede exacerbar aún más el poder destructivo de los maremotos.
Por último, el titular de la ONU destacó la importancia de la reducción del riesgo de desastres si se quieren lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Organización y alentó a los Gobiernos, las autoridades locales y el sector de la construcción a trabajar en favor “de un desarrollo en el que se tengan en cuenta los riesgos e inviertan en la resiliencia”.
Los más pobres, los más afectados por los tsunamis
En un evento en conmemoración del Día celebrado en la sede de la ONU en Nueva York, la representante especial del Secretario General para la Reducción del Riesgo de Desastres, Mami Mizutori, resaltó la importancia de llevar a cabo ese tipo de tareas para todo el mundo.
“Los desastres matan a la gente, la mutilan, la dejan sin trabajo, sin medios de subsistencia y las pérdidas económicas que crean se vuelven cada vez más grandes. Y lo que es más importante, los desastres realmente afectan a las personas más vulnerables”, dijo Mizutori.
Una situación que también trató el presidente de la Asamblea General, Tijjani Muhammad-Bande posteriormente en otro evento, al indicar que el “abismo de la desigualdad” se incrementa tras los desastres.
“El daño a las infraestructuras limita el acceso a la educación y a los servicios sanitarios. Los más vulnerables sufren inseguridad alimentaria y ven mermados sus ingresos y sus oportunidades educativas. Además, cuando los esfuerzos de reconstrucción se retrasan o quedan incompletos, los más rezagados quedan inmersos en la pobreza más profunda”, destacó.
Sin embargo, Muhammad-Bande consideró que las herramientas para proteger a esas comunidades están a nuestro alcance y son: el Acuerdo de París, el Programa de Desarrollo Sostenible de 2030 y el Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres.
Del mismo modo, indicó que las estrategias de reducción del riesgo de desastres deben adoptarse tanto a nivel nacional como local y felicitó a los 95 Estados miembros que han aplicado esas políticas.
Ensayar los planes de respuesta
Por su parte, la directora general de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura recordó que la Comisión Oceanográfica Intergubernamental (COI), que forma parte de la Organización, ayuda a los países a evaluar el riesgo de tsunamis, concebir e implantar sistemas de alerta temprana y hacer pedagogía entre las comunidades expuestas a este tipo de fenómenos.
Como ejemplo, Audrey Azoulay indicó que durante este año se condujeron simulaciones de tsunamis en el Caribe, América Central, el Pacífico y el Océano Índico con el objetivo de perfeccionar y ensayar los planes de respuesta.
Fuente: ONU,
Artículo de referencia: https://news.un.org/es/story/2019/11/1464901,