La organización internacional de conservación marina valora de manera positiva la creación de una Red de Áreas Marinas Protegidas, ya que puede representar una mejora en la gestión de la pesca y la conservación de los ecosistemas marinos. Pero aparte de esta iniciativa, Oceana considera que esta ley no cambia prácticamente nada respecto a la situación actual.
Oceana lamenta que no se hayan tenido en cuenta ninguna de las muchas alegaciones que la entidad hizo, ya que estas también representan los intereses de muchos ciudadanos, y que solamente se haya tenido en cuenta al sector pesquero.
“Hay que recordar que el mar es de todos los ciudadanos, no solamente de los pescadores”, apunta Xavier Pastor, director ejecutivo de Oceana en Europa. “Es muy peligroso que para la gestión de recursos naturales como es la pesca solo se tengan en cuenta los intereses comerciales de un sector y no los intereses generales”.
La actividad pesquera está sufriendo una regresión dramática en Balears. En tan solo 20 años se ha pasado de una flota de unas 700 embarcaciones a 350 y de 1.500 pescadores profesionales a tan solo 670. Por el contrario, se han substituido las embarcaciones y las personas por tecnología y potentes motores y se ha llegado a una situación en la que se extrae más de lo que los recursos pueden regenerar. El caso más dramático se da en la pesca de arrastre, que lleva motores ilegales, con más del doble de la potencia permitida, lo que lleva a un consumo de combustible desmesurado.
“Si seguimos con la misma gestión pesquera y no se toman medidas valientes basadas en la gran cantidad existente de estudios y recomendaciones de los científicos, la pesca será cada vez menos rentable en Balears”, comenta Xavier Pastor.“Es necesario potenciar una pesca artesanal sostenible y obligar a los arrastreros a cumplir las leyes sobre potencia de motores y hábitats vulnerables.
El arrastre es la técnica pesquera de mayor impacto, porque destroza el fondo marino y en consecuencia los ecosistemas de los cuales dependen los recursos, y genera un enorme despilfarro al descartar más de la mitad de las capturas”.
Oceana también considera que la ley de pesca ha de regular mejor la pesca recreativa, y en especial la pesca submarina por el impacto que genera en el ecosistema y la frecuencia con la que este sector vende sus capturas, lo que es ilegal y perjudica al sector profesional.