Los microbios en la piel y el intestino humano influyen en los procesos que van desde la digestión hasta la resistencia a las enfermedades. A pesar de que los bosques tropicales son los ecosistemas terrestres con mayor biodiversidad en el planeta, más se sabe acerca de las bacterias en un ombligo humano de que las bacterias en los árboles tropicales. Los científicos del Smithsonian y sus colegas que trabajan en Isla de Barro Colorado en Panamá descubrieron que pequeñas muestras de hojas de un solo árbol son el hogar de más de 400 tipos distintos de bacterias. La muestra de hojas de 57 especies de árboles contenía más de 7,000 tipos diferentes de microbios.
Las bacterias en los bosques tropicales también pueden desempeñar un papel vital, protegiendo las hojas contra patógenos e incluso afectando la capacidad de los bosques para responder al cambio climático.
“Así como la gente se está dando cuenta de que los microbios de los seres humanos pueden tener una influencia en la salud de una persona -de manera positiva o negativa- esperamos descubrir qué tipo de bacteria en las hojas de los árboles nos puede decir acerca de la salud de un bosque”, comentó S. Joseph Wright, científico del Smithsonian y co-autor del reciente estudio publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences.
En contraste con un estudio previo de las bacterias en las hojas en un bosque templado donde distintas hojas tenían diferentes bacterias, había un grupo de especies de bacterias comunes presentes en las hojas de casi todas las especies muestreadas en Panamá. Así como en la piel humana, muchas de las bacterias en las hojas de árboles tropicales eran Actinobacteria y Proteobacteria.
Los investigadores, del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales, la Universidad de Quebec, la Universidad de Arizona, la Universidad de Oregón, la Universidad de California en Los Ángeles y el Instituto de Santa Fe, también buscaron relaciones entre la composición de las comunidades bacterianas en las hojas y otras características de la planta.
Muchas bacterias se asociaron con ciertos rasgos funcionales tales como el grosor de la hoja, la densidad de la madera o el contenido de nitrógeno foliar, características que inciden directamente en el crecimiento del árbol, la supervivencia y la reproducción.
Las relaciones entre muchas de las bacterias y de las especies de árboles eran antiguas, se remontan a los antepasados de tanto las bacterias y los árboles a medida que evolucionaron a la par.
“Nuestra capacidad para utilizar técnicas moleculares como la secuenciación de genes de ARN ribosomal16S para caracterizar casi todas las bacterias en una hoja va a permitir ver cómo diferentes miembros de las comunidades forestales interactúan”, comentó Wright. El ecólogo forestal del Smithsonian y sus colegas esperan colaborar con los investigadores de los 60 sitios que componen la Red de Observatorios Globales de Bosques Terrestres coordinadas por el Centro de Ciencias Forestales del Trópico del Smithsonian para comparar las interacciones en diferentes lugares y en distintas condiciones ambientales.