El Dust Bowl es hasta la fecha el desastre ecológico más devastador de la Historia de Estados Unidos, y se debió en gran parte, a la acción del hombre.

Recuerdo aquella mañana con claridad absoluta. 14 de abril de 1935. Era el primer día en meses que abríamos las ventanas de casa. Había perdido la cuenta de las tormentas que habíamos pasado. Puede que sesenta o setenta en los últimos años. Y por fin terminaba.

Polvo

Las nubes negras se habían esfumado y aunque todo seguía cubierto de polvo, el aire parecía fresco, alentador, y el cielo volvía a ser azul. Recuerdo el instante en el que me quité la máscara. Acababa de pasar la neumonía del polvo y aunque todavía me costaba respirar, inhalé profundamente desde el umbral de la puerta. Aire limpio.

En la calle, los adultos se juntaron y organizaron un picnic para agradecer el fin de las tormentas. Pero el condado no era el mismo. La alegría se mezclaba con el sentimiento de pérdida y de culpa. Muchas familias se habían marchado meses atrás y otros no superaron la neumonía y el hambre. Ya no había ganado y en el campo no crecía nada. Algunos hablaban de la venganza de la tierra, sabían que habían maltratado el suelo.

Mientras los adultos intercambiaban enseres y vaciaban las casas de polvo, fui con el resto de niños a jugar a las dunas que habían formado las tormentas. Fueron las horas más felices de toda la década.

Pero entonces volvió. Desde lo alto de las dunas vislumbramos una nube oscura que avanzaba rápidamente por el oeste. Corrimos a avisar a nuestros padres, pero la tormenta ya había alcanzado las casas. Fue cuestión de minutos, eran las cuatro de la tarde y el sol se ocultó por completo. Todo era negro, ni siquiera podía distinguir mis manos buscando el pomo de la puerta.

Domingo negro

Han pasado más de 50 años desde aquel “domingo negro”. El 14 de abril de 1935 la tormenta de polvo más devastadora de la década arrasó Oklahoma. Las temperaturas cayeron en picado, vientos de 60 kilómetros por hora arrancaron los tejados de las casas y el sol no salió en tres días. Después de aquella tormenta los afectados por la neumonía se triplicaron y las granjas quedaron inservibles.

El Dust Bowl bautizó la década de los 30 en EEUU como los dirty thirties (los sucios 30). Entre 1930 y 1939 se sucedieron tormentas de polvo que convirtieron las Grandes Llanuras estadounidenses en un desierto. Fue el desastre ecológico más peligroso de la Historia de Estados Unidos, y se debió en su mayor parte, a la acción del hombre.

Las malas prácticas agrícolas y la sobreexplotación del terreno -en una época en la que la demanda de cereal era elevada- se unieron a años continuados de sequía y al aumento de temperaturas. El suelo se secó y los fuertes vientos levantaron centímetros de tierra que se convirtieron en grandes nubes de polvo.

Los supervivientes de aquel desastre se refieren al Dust Bowl como “un apocalipsis de 10 años”. Las granjas quedaron inutilizables. No crecía alimento, no había forma de mantener el ganado y el hambre y la pobreza se generalizaron en varios Estados.

Miles de personas emigraron a California, pero el contexto socioeconómico de la Gran Depresión no favoreció la adaptación de los migrantes a su nuevo entorno. Los que se quedaron en las Grandes Llanuras sufrieron el hambre y las enfermedades causadas por un aire cargado de polvo.

Estados afectados

La mayoría de los campos de los cinco Estados afectados –Oklahoma, Kansas, Texas, Nuevo México y Colorado- se recuperaron con lentitud con el paso de los años.

Sin embargo, en la actualidad, la sequía ha vuelto a la zona y la erosión del suelo está provocando pequeñas tormentas de arena. Una investigación de la Universidad de Princeton y la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) defiende que a mediados de siglo las tormentas de polvo se agudizarán como consecuencia del aumento de las temperaturas, los fuertes vientos, la sequía y el impacto ambiental.

En la década de los 30 del siglo XX, las malas acciones del hombre incidieron muy negativamente en el entorno y derivaron en el Dust Bowl. En el siglo XXI, el deterioro ambiental es mayor y avanza a un ritmo más rápido.

El historiador Jared Diamond explica en su obra Colapso (2006) que “la sociedad mundial en su conjunto discurre hoy por una senda no sostenible” y que continuar por este camino “podría limitar nuestra forma de vida en los próximos decenios”.

La agricultura sostenible, la implantación de técnicas adecuadas para la conservación del agua y una mayor concienciación ciudadana son soluciones asumibles para intentar mitigar el deterioro del planeta y no repetir los errores del pasado.

Fuente: Cristina del Estal Espeso / Planeta Inteligente – EL MUNDO,

Artículo de referencia: http://www.planetainteligente.elmundo.es/planeta-en-accion/quien-no-quiera-polvo-que-aprenda-del-pasado,



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