En el trabajo, publicado en Environmental Science and Pollution Research, se describe el uso de tres organismos acuáticos para evaluar la toxicidad aguda de cuatro compuestos farmacéuticos de la familia de los fibratos en agua y aguas residuales.
Los fibratos son compuestos derivados del ácido fíbrico empleados para controlar el colesterol y son usados de forma generalizada en medicina humana en países desarrollados. Estos compuestos se integran dentro del grupo de los “contaminantes emergentes”, que engloba medicamentos, productos de uso y cuidado cosmético, nanomateriales, etc.
La gran concentración poblacional en grandes urbes y los altos niveles de consumo de dichos compuestos hace que estos contaminantes vayan a parar a las aguas naturales vía aguas residuales urbanas y depuradoras, y ya desde hace varios años vienen siendo detectados en efluentes de depuradoras, aguas continentales, marinas, subterráneas e incluso en agua de consumo humano.
Estos contaminantes han tomado gran interés para la comunidad científica en los últimos años al ser sustancias para los cuales suele conocerse bien su aplicación y mecanismo farmacológico pero cuyo posible efecto sobre el medio ambiente y los ecosistemas puede ser totalmente desconocido.
En el presente trabajo se analizó la toxicidad de varios fibratos (ácido fenofíbrico, ácido clofíbrico, gemfibrozil y bezafibrato) utilizando para ello 3 organismos acuáticos: 2 organismos empleados en métodos estándar de análisis: una bacteria marina (Vibrio fischeri) y la pulga de agua (Daphnia magna) y un test de toxicidad novedoso desarrollado por el grupo de investigación de la UAM: una cianobacteria de agua dulce recombinante autoluminiscente denominada Anabaena CPB4337. Las cianobacterias tienen una gran relevancia ecológica al ser productores primarios con un papel clave en los ciclos del carbono y del nitrógeno en ambientes acuáticos.
En el estudio pudo comprobarse que todos los compuestos analizados presentaron toxicidad para los tres organismos. Un punto interesante fue que basándose en los resultados de los test comerciales sólo uno de los medicamentos (el ácido fenofíbrico) sería catalogado como “peligroso para los organismos acuáticos” y que el agua residual cumpliría con los requisitos de vertido al no presentar toxicidad en los test estándar. Sin embargo, la introducción de la cianobacteria como test de toxicidad hace que el gemfibrozil y el bezafibrato pasen a considerarse también “peligrosos para los organismos acuáticos” y que el agua residual se catalogue como “muy tóxica”.
Los resultados obtenidos apoyan la necesidad de desarrollar nuevos y más sensibles test de toxicidad usando especies ecológicamente relevantes para la detección de posibles efectos negativos de contaminantes ambientales que pueden ser infraestimados usando bioensayos convencionales.