El terremoto de 5,2 grados en la escala Richter registrado el lunes en las proximidades de Ossa de Montiel y el hecho de que su epicentro se encontrara dentro de un permiso de investigación de hidrocarburos ha disparado las alarmas en torno al fracking. Ecologistas en Acción subraya que no han comenzado las actividades de fractura hidráulica, por lo que no pueden estar en el origen. En todo caso, el temblor debe servir como lección frente a esta técnica de extracción, asociada a movimientos sísmicos en lugares donde ya se practica. Es también un claro aviso frente al proyecto de cementerio nuclear en Villar de Cañas, localidad situada a solo 82 kilómetros del epicentro.
El permiso de investigación Esteros, ubicado en el área de la provincia de Albacete que fue epicentro del terremoto, es una de las licencias concedidas en la Península Ibérica a diversas compañías privadas para realizar investigaciones de hidrocarburos. Estos sondeos serían, en algunos casos, un paso previo a la concesión de licencias de fractura hidráulica, que todavía no se realiza en ningún punto del Estado español. Es clave evitar que esto suceda, especialmente ante avisos tan claros como el del temblor del lunes y ante las experiencias en otros países.
Es el caso de Estados Unidos, donde la Academia Nacional de Ciencias reconoce el riesgo de sismicidad inducida por actividades energéticas. El bombeo a fuerte presión para la introducción o extracción de líquidos en el subsuelo tiene el potencial de provocar eventos sísmicos perceptibles, reconoce en un estudio. Y eso es precisamente lo que se hace en las actividades de fractura hidráulica. Cadenas de pequeños seismos en Arkansas, Ohio, Oklahoma, y Texas en los últimos años se han relacionado con la inyección de aguas residuales asociadas a la producción de petróleo y gas.
Es el caso también del Reino Unido, donde el propio Gobierno encargó una investigación tras los temblores registrados en abril y mayo de 2011 cerca de Blackpool, donde se realizaban actividades de fracking. La investigación no logró identificar la falla causante, por lo que no pudo descartar que se registraran nuevos temblores con la extracción en otros pozos cercanos. El conocimiento detallado de las fallas en esa cuenca es bajo.
Igualmente bajo es el conocimiento de las características del subsuelo donde se registró el terremoto del lunes y en la que hay tres permisos de investigación concedidos. Se conoce la falla que originó el temblor, pero, además es posible que esos permisos se sitúen en la prolongación de varias fallas activas del cuaternario.
No es buena idea abrir la puerta al fracking en el Estado Español. No se pueden identificar todas las amenazas sísmicas porque existe un margen de incertidumbre que todavía es alto. La geología tiene una capacidad predictiva creciente con la incorporación de técnicas de modelización avanzadas. Pero la realidad ha demostrado que los estudios de impacto ambiental no alcanzan a identificar todos los peligros.
Aunque siempre se ha considerado que La Mancha es una zona no sísmica, se han registrado varios terremotos en estos años que cuestionan esta afirmación y que muestran hasta qué punto es difícil hacer predicciones sobre los seísmos. Además de éste de Ossa de Montiel en Albacete, el 7 de junio de 2006 se produjo un seísmo de grado 4,1 en Escopete (Guadalajara), mientras que en agosto de 2007 se produjo en Pedro Muñoz (Ciudad Real) un terremoto de grado 5,1.
Unas pocas decenas de kilómetros separan los epicentros de esos temblores, como el del registrado el lunes, de la localidad conquense de Villar de Cañas, donde se mantiene el plan de construir un cementerio nuclear pese a las falta de idoneidad de sus terrenos. Ese proyecto también debe ser destacado al hablar del terremoto de Ossa de Montiel.
En el emplazamiento del Almacén Temporal Centralizado (ATC) se registran varios tipos de problemas. Pueden aparecer dolinas, o grandes oquedades en el subsuelo; existen estratos de arcillas expansivas que pueden moverse cuando se impregnan de agua, generando un desplazamiento de cimientos; y el acuífero es muy superficial en la zona, con lo que puede llegar a aflorar cuando llueve.
Ante estas características, parece irresponsable descartar peligros por terremotos. Eso es precisamente lo que hizo a empresa pública ENRESA en un comunicado que afirmaba la capacidad de resistencia del ATC ante terremotos de hasta 8 grados en la escala Richter. Olvidaba las sinergias negativas de la actividad sísmica junto a otras deficiencias del terreno elegido, obviaba que hay estudios y resultados pendientes. El Consejo de Seguridad Nuclear ha solicitado, entre otros muchos datos, que se realicen estudios en profundidad sobre el anticlinal de Zafra de Záncara, a unos 10 km del hipotético emplazamiento del cementerio.