Doñana
Visualicen, por un momento, Doñana en el mapa que acompaña a estas líneas. ¿Ya? Pues ahora imaginen que el espacio natural, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y Reserva de la Biosfera, es una fortaleza asediada. Por el mar y desde tierra, incluso desde dentro de la tierra, Doñana está completamente rodeada y amenazada, hasta el punto de que su supervivencia está en juego.
El símil es del biólogo Javier Castroviejo, quien durante 14 años, hasta 1980, dirigió la Estación Biológica de Doñana y es una de las voces más respetadas y escuchadas cuando de lo que se trata es del parque nacional, sobre cuya situación de riesgo extremo viene alertando sin descanso desde hace años. Doñana, dice, puede perderse.
Su diagnóstico, que él defiende como realista más que apocalíptico, es uno de los que va a escuchar una delegación del Parlamento Europeo que desde hoy y hasta el viernes va a examinar in situ el estado de conservación del espacio natural.
Comisión de Peticiones de la Eurocámara
La Comisión de Peticiones de la Eurocámara ha enviado a España a seis de sus miembros con la misión de evaluar el alcance de esas amenazas, plasmadas en cinco denuncias de otros tantos colectivos. Entre ellos, el Club Doñana al que pertenece Castroviejo y en cuyo nombre va a hablar el biólogo gallego.
Al frente de la delegación europea va a estar el eslovaco Pal Csaky, que fue viceprimer ministro de su país y que representa al Partido Popular Europeo. Junto a él viajarán a Doñana el socialdemócrata griego Miltiadis Kyrkos y el austriaco Thomas Waitz, por parte de los verdes. Les acompañarán tres colegas españoles: la popular Rosa Estaràs, la socialista andaluza Soledad Cabezón y el ecologista Florent Marcellesi, de Equo.
No es un juicio
No es un juicio, pero al menos en las formas se ven similitudes y en los tres días que va a durar van a comparecer decenas de personas; los primeros, los denunciantes, los firmantes de las cinco quejas que han movido al Parlamento Europeo a iniciar un proceso cuyo veredicto, en forma de informe, podría tener consecuencias para las autoridades nacionales.
Representes de organizaciones conservacionistas y las máximas autoridades competentes, tanto de la Junta de Andalucía como del Gobierno central, han sido igualmente citados por la Comisión de Peticiones de la Eurocámara, el órgano encargado de tramitar las quejas.
Dos consejeros de la Junta, José Fiscal, de Medio Ambiente, y Rodrigo de Haro, de Agricultura; dos ministros, la de Transición Ecológica, Teresa Ribera, y el de Agricultura, Luis Planas; el Defensor del Pueblo Andaluz, Jesús Maeztu; científicos de la Estación Biológica de Doñana y de la Universidad de Huelva, así como directivos de la empresa Naturgy (antes Gas Natural Fenosa), que promueve el almacén de gas subterráneo en terrenos del parque completan el listado de entrevistas que traen bajo el brazo los europarlamentarios en una agenda de trabajo que incluye una visita al propio espacio natural.
¿Qué van a escuchar los enviados de la Eurocámara?
Pues sobre todo, muchas advertencias. Sobre las amenazas que ensombrecen el futuro de Doñana; sobre lo que podría pasar si no se toman medidas y, además, sobre lo que se podía haber hecho pero no se hizo y quiénes son los responsables.
Porque, como dice el ex director de la Estación Biológica, «Doñana está en un punto de no retorno». O se toman medidas ya o «esto no se arregla».
Desde el representante del Club Doñana al grupo conservacionista WWF, pasando por Izquierda Unida o la Mesa de la Ría, todos los promotores de este procedimiento coinciden en señalar un buen puñado de amenazas que, hoy más que nunca, han colocado al parque nacional al borde de un abismo.
La más reciente, pero no necesariamente la más grave, es el proyecto de almacenamiento de gas que construye la antigua Gas Natural Fenosa en el espacio natural.
Se trata de convertir en almacenes el subsuelo donde se localizaban las bolsas de gas ya casi agotadas. Un especie de almacén Castor, pero en tierra y, como el fallido depósito marítimo que impulsaba ACS, una previsible fuente de contaminación y de movimientos sísmicos, en opinión de Francisco Javier Camacho, de Izquierda Unida en Huelva.
Castroviejo coincide en los riesgos del almacén de gas y añade otros derivados de la explotación de hidrocarburos subterráneos y de la red de gasoductos que atraviesan el suelo de Doñana. «Ha habido varios casos de contaminación, pero la opacidad es impenetrable», advierte.
Es la mayor amenaza a la supervivencia del espacio protegido
WWF, que se sentará con la delegación europea el jueves, es especialmente combativa en lo que respecta al agua. Ésa, dicen desde la organización (y coincide la mayoría de los expertos) es la mayor amenaza a la supervivencia del espacio protegido. El «robo» del agua que da vida a Doñana -los pozos ilegales que desecan el acuífero- y la expansión, a veces ilegal, de la superficie cultivada «están poniendo en riesgo la biodiversidad y la salud del espacio», alertan.
En vísperas de la visita de la misión del Europarlamento, WWF difundió un informe que apunta a que se han incrementado los regadíos intensivos en 364,9 hectáreas desde 2016 y de ello responsabilizan a la Junta de Andalucía y al Gobierno central, cuyos esfuerzos, señaló Juan Carlos del Olmo, secretario general de la organizaciones ecologista, «no son suficientes».
La reapertura de la mina de Aznalcóllar, en Sevilla, es otra de las grandes sombras sobre Doñana. Castroviejo recuerda que el proyecto del yacimiento minero que desarrolla la multinacional Grupo México prevé el vertido de 14 millones de litros de agua con el Ph «alterado» en el cauce que desemboca en Doñana.
Aznalcóllar ya estuvo a punto de acabar con Doñana hace 20 años, pero, según los expertos, parece que no se ha aprendido la lección y el riesgo, en vez de desaparecer, vuelve a crecer de forma exponencial.
En el fondo, resume el biólogo que llevó el timón científico de Doñana 14 años, lo que sucede es que «las leyes que defienden Doñana se incumplen de forma sistemática». Si se hubiesen aplicado, argumenta, Doñana no estaría hoy en la situación de peligro en la que se encuentra, asediada y en peligro de muerte.
Fuente: EL MUNDO / CHEMA RODRÍGUEZ,
Artículo de referencia: http://www.elmundo.es/ciencia-y-salud/ciencia/2018/09/18/5b9feaf7e2704ee62e8b4658.html,