Díaz, que ha tildado de inconcebible el comportamiento de ambos, ha ratificado que el Prestige estaba "herido de muerte" y ha dicho que tenía "una muy mala situación estructural", como han mantenido el exdirector general de la Marina Mercante, José Luis López Sors -uno de los cuatro acusado por la catástrofe- y el excapitán marítimo de La Coruña, Ángel del Real.
El exinspector ha negado que fuese imposible encender el motor, como sostuvo el jefe de máquinas, y que hubiese una "razón técnica". En concreto, ha señalado que no arrancaba "porque no tenía combustible" debido a que una válvula estaba "intencionadamente cerrada" y que se rompieron "a posta" unas varillas.
Posibles beneficios
Preguntado a que podía obedecer este comportamiento, ha manifestado que, en su opinión, la intención era que el buque "quedase embarrancado en la costa". "No habría este juicio y el beneficio sería de carga y de barco", ha sentenciado.
También ha confirmado que cuando se trasladó al barco, el 14 de noviembre de 2002, comprobó la existencia de "un gran boquete en estribor" y que salía "bastante carga". Mientras, ha atribuido las declaraciones en las que dijo que el barco "no vertía mucho" a los momentos posteriores, cuando ya se puso en marcha la máquina.
La tripulación
Respecto a la actuación de la tripulación, ha acusado al jefe de máquinas, Nikolaos Argyropoulos y al capitán, Apostolos Mangouras, de obstaculizar su labor. Del primero, ha dicho que, en sus intentos por poner en marcha la máquina del buque, le tuvo que advertir de que "si seguía en esa actitud, iba a ir al calabozo".
Lo mismo ha manifestado sobre el capitán, del que ha afirmado que no le dio "ni un vaso de agua". "Estuve 26 horas sin beber y sin comer", ha apostillado. A ambos les ha acusado de agravar "sin lugar a dudas" la situación del barco.
Rumbo del barco
En cuanto al rumbo que se fijó para el barco, una vez encendida la máquina, ha dicho que se adoptó desde tierra, en relación a las órdenes de las autoridades españolas de alejarlo de la costa.
Sin embargo, ha asegurado no recordar sus primeras declaraciones judiciales en las que manifestó que consideraba que no era el adecuado. Al hilo de ello, ha rechazado que hubiese afirmado que era "una barbaridad" alejar el buque.
Pese a haber declarado que el buque presentaba riesgo de partirse, ha confirmado, a preguntas del letrado de la defensa del capitán, que el día 18 de noviembre subió al barco, con otras dos personas, para recoger documentación.
Capacitación profesional
En el juicio, algunos letrados, como de la propietaria del buque Mare Shipping o el del jefe de máquinas, han cuestionado sus conocimientos de inglés para comunicarse con la tripulación o su capacitación profesional. Sobre esto, ha admitido que no llegó a navegar un año en un barco, pero ha replicado que ha trabajado "34 años" como inspector.
También se le ha preguntado por el hecho de que en febrero de 2003 -tres meses después del siniestro- le nombrasen capitán marítimo de A Coruña, un cargo que ha atribuido a su "lealtad profesional". Además, ha admitido que era amigo desde hace "un montón de años" del exdirector general de Marina Mercante, José Luis López Sors.