Vuelta al cole en Gaza tras la guerra
Tras las vacaciones de verano, el calendario escolar vuelve a llamar a la puerta de miles de alumnos de todas las edades. Los libros, el material escolar o el transporte son un tema más de preocupación para las familias en esas fechas. Asumiendo unos cuantos consejos, los consumidores pueden reducir su huella ecológica y en este sentido, tanto los padres como los profesores pueden educar a los alumnos en el respeto al medio ambiente.
Reciclar – Reutilizar – Reducir
En primer lugar, conviene estudiar detenidamente qué es lo que se tiene que comprar de nuevo, o dicho de otra manera, tomar conciencia de que conservar y reutilizar los libros, los lápices, las lapiceras, las pinturas, las reglas, etc. del curso pasado, y usar estrictamente lo necesario, no sólo sirve para ahorrar dinero, sino también para evitar la acumulación de residuos y la contaminación producida en la fabricación y distribución de dichos productos.
A la hora de hacer la compra, un consumidor responsable con el medio ambiente se debería fijar en cómo se han fabricado los productos, si se han elaborado o no con materiales nocivos, si llevan etiquetas ecológicas o cualquier distintivo de calidad medioambiental.
Los aparatos electrónicos, cada vez más utilizados por los estudiantes, pueden tener un alto impacto ambiental si no se les aplica la misma fórmula de las tres erres (Reducir, Reutilizar y Reciclar) que al resto de productos. Tratar de no usar por ejemplo pilas evitará que sus productos químicos acaben contaminando el entorno, y en caso de tener que utilizarlas, reciclarlas en los lugares correspondientes.
En cuanto a la alimentación, los centros educativos pueden acumular montañas de basura si se abusa de los productos envasados. Por ello, además de constituir un hábito saludable, es preferible llevar alimentos locales de temporada, frutas o el alimento hechos en casa. También es recomendable evitar las bebidas embotelladas o enlatadas, por la cantidad de residuos que acaban generando. Frente a este tipo de envases de usar y tirar, es deseable utilizar recipientes, dispenser, termos, bidones, etc., que puedan usarse más de una vez, y de ser posible, que estén fabricados con materiales ecológicos.
Por otra parte, el transporte es también un aspecto importante que conviene cuidar. En este sentido, elegir un centro educativo lo más cercano a casa, para poder llegar a él andando o en bicicleta, también es más saludable y ecológico, además del consecuente ahorro en transporte. Y si es necesario estudiar si puede ser público para prescindir del uso del coche. De esta manera, se evitará colapsar el tráfico de las ciudades, y reducir la contaminación acústica y atmosférica.
Asimismo, los propios edificios escolares también pueden contribuir a conservar el medio ambiente. Lo ideal sería que estuvieran construidos de manera ecológica y sostenible, siguiendo las pautas de la bioclimática.
Concienciar mediante la educación ambiental
La educación ambiental, más si cuando se trata de centros de enseñanza, es un elemento importante en el que los padres, profesores y alumnos pueden participar. Por ejemplo, los centros escolares pueden organizar programas de reciclaje, de ahorro de energía, de plantar árboles nativos, de lectura y talleres de libros o documentales de naturaleza, etc.