El coche eléctrico no termina de calar en el mercado español
A pesar de lo mucho que le está costando, el coche eléctrico, bien en su versión pura (BEV, Battery Electric Vehicle), bien en la híbrida enchufable (PHEV, Plug-in Hybrid Electric Vehicle) está ganando adictos en la sociedad.
El primero dispone de un solo motor eléctrico que se recarga a la corriente como un móvil; el segundo cuenta con uno que se enchufa a la red eléctrica, y otro de gasolina que evita que se quede parado. Diferente del coche híbrido puro (no enchufable), cuyo motor de combustión tiene un mayor peso en su funcionamiento que el motor eléctrico, que se recarga exclusivamente con el movimiento del coche y sus frenadas.
Según el estudio Ulises, en la última oleada de abril, casi seis de cada diez españoles (58,8%) creen que dentro de 30 años la mayoría de los coches serán eléctricos o utilizarán energías renovables. Opinión que ha aumentado 7,6 puntos porcentajes sobre el anterior estudio de octubre de 2016. Los hombres vislumbran con más fuerza el coche limpio (61,9% de los encuestado), frente a las mujeres (55,8%); aunque en estas últimas el porcentaje de las creyentes ha aumentado 10 puntos desde octubre.
El pasado año se compraron 4.746 turismos eléctricos (puro o enchufable), lo que supone un escueto 0,41% del total del mercado. Cierto que las matriculaciones aumentaron un 51%, pero todavía está lejos de otros países, especialmente de los nórdicos, donde el coche eléctrico supone el 24% en Noruega, el 2,8% en Suecia, el 2,3% en Islandia y el 1,8% en Holanda.
Los expertos no dudan de que el vehículo movido por energías renovables tiene recorrido al alza en España y en el resto del mundo. No obstante, este cambio de tendencia social no viene solo, está acompañado por una mutación del concepto social que se tiene del coche.
Cada vez más, deja de ser un símbolo de estatus o libertad, para ser visto como una mera herramienta de movilidad. Muchos jóvenes ya no aspiran a tener coche, sino a tener carnet y poder utilizar un vehículo en algún momento, sin necesidad de tener uno en propiedad. Así pues, ya no importa tanto qué coche se tiene, sino qué coche precisas para cada desplazamiento.