El 1 de enero de 2023, todos los municipios españoles con más de 50.000 habitantes -y aquellos con más de 20.000 que superen los valores límite establecidos de contaminación- deberán tener implantada una Zona de Bajas Emisiones (ZBE) a la que solo podrán acceder vehículos eléctricos o electrificados.
Es lo que marca la Ley de Cambio Climático y Transición Energética en vigor y afecta en principio a 149 municipios españoles que superan los 24 millones de habitantes, más de la mitad de la población: el 52%, exactamente. Y podrían sumarse otros 21 municipios que optaron al Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, financiado con 1.500 millones de euros procedentes de los fondos europeos Next Generation. Este nuevo entorno legal obligará a un despliegue generalizado de los vehículos eléctricos durante el próximo año.
Vehículos eléctricos
«Más allá de los objetivos medioambientales, el contexto actual, con una alta volatilidad de los precios del petróleo, la crisis de microchips, la ruptura de suministro o los conflictos geopolíticos que ponen en riesgo al sector del transporte, la movilidad eléctrica comienza a ser una pieza imprescindible y prioritaria. Es un hecho que se están batiendo récords en ventas de vehículos eléctricos y aumenta el despliegue de la infraestructura de carga. Sin embargo, no a la misma velocidad para todos los segmentos de vehículos ni en todos los países», afirma May López, profesora en OBS Business School y directora de Desarrollo de la plataforma Empresas por la Movilidad Sostenible (EMS). En España, los objetivos de electrificación de la movilidad para 2022 no se van a cumplir, salvo que suceda algo extraordinario hasta diciembre. Pero para 2023 hay mejores perspectivas.
El pasado mes de septiembre se consolidó la tendencia positiva: la preponderancia de las energías alternativas (vehículos electrificados, híbridos y de gas) sobre la combustión interna (gasolina y gasóleo). Con 30.458 matriculaciones (un 20,8% más), coparon el 38,35% del mercado total de vehículos. En el acumulado anual, las ventas suman 246.934 unidades (un 19,9% más).
Avances indudables
Ciñéndonos solamente a los turismos, son 29.522 matriculaciones en septiembre (con un alza del 20,6%) y 238.232 en el tercer trimestre (un 11,7% más). Aunque los híbridos sin enchufe (casi tres veces más vendidos que la suma de enchufables) no ayudan gran cosa a alcanzar las metas propuestas en materia medioambiental, sí suponen una disminución del consumo de gasolina y diésel.
Si nos fijamos solo en los electrificados (todos los vehículos provistos de enchufe), las matriculaciones de 8.020 unidades (un 12,7% más) en septiembre y 59.824 en nueve meses (un 26% más) suponen avances indudables. Por un lado, los 3.829 eléctricos puros matriculados (crecimiento del 21,1%) marcan una cuota de mercado del 4,8% en septiembre y del 3,5% en los tres primeros trimestres, con 25.105 ventas en nueve meses (un 42,5% más). Además, se matricularon 4.191 híbridos enchufables en septiembre (un 6% más) y 34.719 al cierre del tercer trimestre (un 16,3% más), con una cuota de casi el 5%.
Otra buena noticia en términos de mercado es que en septiembre crecieron las ventas en todos los canales: particulares y empresas. Las flotas de las alquiladoras se empiezan a renovar y los operadores de la movilidad compartida también pueden darle un tirón a la generalización del coche eléctrico.
Vehículos eléctricos, compartidos y ¿de hidrógeno?
«La elección de los ciudadanos ha cambiado drásticamente en los últimos años. Y es un hecho que 2023 será clave para el despegue del vehículo eléctrico. Las ventas de estos automóviles se multiplican, ya que las barreras de desconocimiento y limitaciones han desaparecido gracias, entre otros factores, al uso masivo de coches eléctricos en servicios de movilidad compartida», asegura Javier Mateos, CEO de Zity by Mobilize. Desde el comparador de coches Carwow, Mario Garcés vaticina que «2023 será un año de transición hacia la electrificación, con un salto potente en ventas».
La alternativa del hidrógeno parece más lejana, pero no demasiado. Así lo mantiene Javier Brey, presidente de la Asociación Española del Hidrógeno (AeH2): «El hidrógeno se perfila como el combustible alternativo clave para lograr la plena descarbonización del sector del transporte». Y lo argumenta en que «permite su uso de manera sostenible y sin emisiones en todo tipo de vehículos terrestres ligeros y pesados, aéreos o navales». En el sector terrestre, añade, «es una alternativa ideal para los automóviles cuando se necesita una elevada autonomía, hasta 1.000 kilómetros, y un reducido tiempo de repostaje, cinco minutos».
Aun así, el hidrógeno está más lejos que el eléctrico de baterías, también en infraestructuras «que faciliten que un usuario pueda elegir y adquirir un vehículo de hidrógeno», dice Brey. En este sentido, las hidrogeneras públicas en España hoy se cuentan con los dedos de una mano.
Transporte público
Algunas administraciones están poniendo en marcha un transporte público con autobuses propulsados por pila de hidrógeno o de baterías de litio. En Torrejón de Ardoz circula uno de la compañía Alsa que incorpora tecnología de Toyota. En otras ciudades funcionan vehículos fabricados por la turca Karsan o, en breve, por la india Switch Mobility, que instala en Valladolid su tercera fábrica mundial y un centro de I+D+i.
«El objetivo de 250.000 vehículos eléctricos en 2023 se va a superar con facilidad, pues a estas alturas ya contamos con ese parque, incluyendo todas las tipologías de vehículos matriculados de batería e híbridos enchufables. El gran reto pasa por alcanzar los cinco millones de unidades en 2030», asegura Arturo Pérez de Lucia, director general de la Asociación Empresarial para el Desarrollo e impulso de la Movilidad Eléctrica (Aedive). Y añade: «Será importante trabajar en soluciones que aporten valor añadido a las ayudas a la compra de vehículos eléctricos».
Fuente: FERNANDO LLAMAS / EL MUNDO
Artículo de referencia: https://www.elmundo.es/extras/2022/10/21/634fdd5dfc6c839f0a8b4599.html