En las carreteras europeas se está produciendo un cambio silencioso
A juzgar por los salones del automóvil que se celebran anualmente, los vehículos eléctricos impulsados por baterías están a punto de comercializarse a gran escala gracias a los avances rápidos de la tecnología y la prevista caída de precios de los nuevos modelos en los próximos años debido a unos sistemas de baterías más económicos.
Los fabricantes de automóviles aprovechan la creciente demanda de coches más ecológicos y menos contaminantes derivada de la creciente preocupación por los problemas de salud ligados a la contaminación del aire. Los principales fabricantes declaran que los modelos eléctricos más recientes de coches alimentados por baterías son más fiables y duraderos. Por otra parte, las preocupaciones por la calidad del aire han hecho mella en el deseo de los consumidores por los vehículos diésel.
Las ventas de vehículos eléctricos impulsados por baterías en el conjunto de la Unión Europea han seguido un tendencia ascendente desde 2008 y aumentaron un 49 % en 2015, en comparación con las ventas de 2014. A pesar del menor crecimiento en 2016, esta tendencia ascendente se espera que continúe a largo plazo. No obstante, los coches con motor diésel y de gasolina siguen siendo los reyes de la carretera.
En general, en 2016, el 49,4 % de todos los turismos matriculados en la UE utilizaban diésel, y un 47 % gasolina. Los vehículos eléctricos impulsados por baterías y los híbridos que se conectan a la red siguen representando en conjunto una pequeña porción de las ventas totales, es decir, un 1,1 % de todos los coches nuevos vendidos en la UE. Sobre la base del mercado actual, la cuota de mercado futura prevista para los nuevos vehículos eléctricos es del 2 %-8 % entre 2020-2025.
Una serie de estudios concluyen que el coste sigue siendo la razón principal de que los consumidores no hayan optado aún plenamente por los coches eléctricos, así como la fiabilidad de la nueva tecnología. También siguen planteando dudas la autonomía de los vehículos y la esperanza de vida de las baterías, la disponibilidad de puntos de carga y los costes de propiedad, incluidos los impuestos y el mantenimiento.
Desconexión del petróleo
A pesar de estas dificultades, los vehículos eléctricos se promueven como un elemento clave de contribución al establecimiento de un sistema de movilidad sostenible y van a sacudir los cimientos de la ya larga dependencia de Europa con respecto al motor de combustión interna y el petróleo para cubrir sus necesidades de transporte.
La mayor utilización de vehículos eléctricos, en particular si se alimentan de fuentes de energía renovables, puede desempeñar una función importante en los objetivos de la UE relativos a la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero en un 80 %-95 % en 2050 y al avance hacia un futuro con niveles bajos de emisión de carbono.