Londres cobrará un impuesto a los vehículos Diésel por contaminar
Por decisión judicial, tras el pleito ganado por la asociación ClientEarth, el Gobierno británico está obligado a elaborar un plan de acción contra la contaminación, que contribuye todos los años a 40.000 muertes prematuras en el Reino Unido.
Londres lleva la delantera y ha anticipado ya la imposición en octubre de un "peaje combustión" de 10 libras (11,5 euros) a los vehículos diésel y de gasolina anteriores al 2006, cuando entren en la ciudad en horas "punta". El peaje subirá el 2019 a 15 euros y se extenderá a todo el perímetro comprendido dentro del anillo de circunvalación.
El alcalde de Londres, Sadiq Khan, ha presionado también al Gobierno para la implantación de un programa nacional de incentivos (de hasta 4.000 euros por cabeza) para los conductores que decidan cambiar los vehículos diésel por coches menos contaminantes.
El anticipo de los planes del Gobierno ha coincidido con la publicación de un alarmante informe, elaborado por The Guardian y Greenpeace, que ha detectado niveles ilegales y peligrosamente altos de dióxido de nitrógeno (NO2) en las inmediaciones de más de 2.000 guarderías y escuelas de primaria. El este de Londres se lleva la palma con un registro récord en el barrio de Tower Hamlets, con niveles hasta cuatro veces superiores al permitido.
"La contaminación es el asesino invisible", advierte James Thornton, fundador de ClientEarth. "Los políticos deberían despertar a la crisis de salud pública que estamos viviendo y desincentivar lo antes posible el uso de vehículos diésel. Necesitamos urgentemente la puesta en marcha de una nueva ley de aire limpio, sesenta años después de aquella que limitó las emisiones de las centrales térmicas de carbón y que puso fin al legendario smog de Londres.
El objetivo común es ahora el tráfico rodado. Más de 300 médicos han unido fuerzas en el grupo Médicos contra el Diésel, capitaneado por el profesor Jonathan Grigg, de la Queen Mary University: "La evidencia es abrumadora", sostiene Grigg. "Recortar las emisiones de los vehículos diésel tendría un gran efecto en la bajada de los niveles de NO2 y en la reducción del impacto en la salud de los niños".