Los vehículos eléctricos disminuyen en un 48% la huella de carbono de los vehículos convencionales de gasolina en España, pudiendo llegar a una reducción del 58% y 62% en 2030 y 2050 si su implantación va acompañada de un crecimiento en la renovabilidad del parque eléctrico español.
Esta es una de las conclusiones derivadas de un trabajo desarrollado por investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), en el que han estudiado el ciclo de vida de distintos tipos de coches en España con el objetivo de cuantificar sus potenciales impactos ambientales y guiar las políticas públicas que pueden mitigarlos.
El transporte por carretera representa, en España, el sector con más emisiones de gases de efecto invernadero, constituyendo aproximadamente el 27% del total en 2019. Esta importante contribución, unida a un crecimiento en el número de vehículos particulares desde 1990 y al deterioro de la calidad del aire en los núcleos urbanos, hace del transporte por carretera un sector con un gran margen de mejora. La proliferación de nuevas tecnologías como el coche eléctrico, híbrido, y los combustibles alternativos (GLP, GNC, biocombustibles) es una buena prueba de ello.
Vehículos eléctricos e híbridos
Sin embargo, centrándonos en los vehículos eléctricos e híbridos, no se debe caer en el error de pensar que sus impactos medioambientales son nulos. La realidad es que los coches eléctricos transfieren sus impactos ambientales a las plantas de generación de energía eléctrica y a otras etapas de su ciclo de vida como la producción del propio coche y su batería, y la extracción de las materias primas necesarias.
Según los resultados de un estudio realizado por investigadores de la ETSI de Minas y Energía de la UPM, esta deslocalización geográfica de los impactos se traduce en una amplia gama de entornos naturales que pueden verse afectados a lo largo del ciclo de vida del coche.
Como señalan los investigadores, “trasladar los impactos medioambientales de los coches a otras regiones y países puede conllevar mayores impactos a los ecosistemas en terceros países, y también mayores riesgos para los trabajadores y las comunidades locales de estos”.
El análisis de ciclo de vida se emplea entonces como herramienta de medida, pudiendo incluir distintos tipos de impactos medioambientales como el potencial de cambio climático o huella de carbono, toxicidad, consumo de recursos minerales, acidificación, etc.
Considerar distintos tipos de impactos medioambientales
Los resultados del estudio muestran también que los vehículos deben ser comparados considerando distintos tipos de impactos medioambientales, y no solo su huella de carbono. En este sentido, los vehículos eléctricos son los que mayores impactos potenciales muestran en términos de ecotoxicidad, toxicidad humana y formación de partículas, debido principalmente a la producción del vehículo y la batería.
En cuanto a su huella de carbono, los coches eléctricos son una buena alternativa si son cargados con electricidad procedente del mix energético español actual. No obstante, la investigación apunta que los coches eléctricos alcanzarían su máxima reducción de la huella de carbono si en 2050 se lograra generar un 86% de electricidad a partir de fuentes no basadas en combustibles fósiles como energía solar, eólica, hidráulica, o nuclear.
“Las ventajas medioambientales de cada tipo de vehículo se deben utilizar para alcanzar un equilibrio y minimizar el impacto global que tenemos sobre el entorno. Este equilibrio es la única manera de asegurar también la sostenibilidad de estas nuevas formas de movilidad, las cuales conllevan mayor consumo de recursos minerales y nuevos desafíos en términos de reciclaje de los vehículos”, concluyen los autores del estudio.
Fuente: UPM,
Artículo de referencia: https://www.upm.es/?id=0fdc47c11eeaa710VgnVCM10000009c7648a____&prefmt=articulo&fmt=detail,