El reciclaje de biorresiduos a través del compostaje es una actividad "perfecta" para mejorar el medio ambiente y, al mismo tiempo, facilitar el empleo en sectores en riesgo de exclusión social, ha asegurado Goyo Nieto, impulsor de la iniciativa Ecocivita.
Nieto explica que Ecocivita nació como "un movimiento de oposición" a las tendencias actuales en el campo de gestión de los residuos, que a su juicio han desembocado en "un modelo ineficaz, pues desaprovecha abundantes recursos…, más del 40 % de nuestra bolsa de basura incluye biorresiduos" que pueden reaprovecharse cien por cien.
Entre ellos figuran "mondas de patatas, restos de verduras o de otros tipos de alimentos…, todo eso que generamos en nuestra cocina e incorporamos a la bolsa de basura tradicional debería ir a un recipiente exclusivo", advierte.
Luego, es preciso llevar ese contenedor a una compostadora, individual o comunitaria, que "cualquiera puede tener en casa o en la urbanización, por ejemplo en el jardín o en una pequeña terraza…" donde un proceso "sencillo" permite imitar a la naturaleza cuando "degrada el manto orgánico generado por las hojas que caen en otoño con ayuda de microorganismos, humedad, sol, etc., para enriquecer el suelo donde se produce esta transformación".
El compostaje es "exactamente lo mismo" pero controlando los parámetros de temperatura, oxígeno y humedad de manera que entre seis y doce meses más tarde se puede conseguir un producto agronómico "de calidad" que puede emplearse para abonar los propios jardines o macetas. "Estamos cerrando así el ciclo de la materia orgánica en el mismo lugar en el que se genera", concluye Nieto.
Nieto, que lleva 13 años trabajando como técnico medioambiental en la administración local, asegura que este tipo de trabajo es un "nicho perfecto" para las personas en riesgo de exclusión social o con algún tipo de minusvalías.
"Tradicionalmente, estas personas han ocupado los puestos que nadie quería al final de la cadena productiva, pero el medio ambiente es un sector donde pueden integrarse con dignidad y hacer una gran labor", señala.
Dotar a estos profesionales de una capacitación y unas herramientas adecuadas para la fabricación de compost hace "interesante" su trabajo para los empresarios "no sólo por los beneficios fiscales que conlleva contratarlas sino por su valía y su productividad".
Además, el medio ambiente "en estos momentos es un sector muy bien reconocido y valorado" por lo que el hecho de que puedan trabajar en él "les proporciona un reconocimiento social importante".
El creador de Ecocitiva recuerda que los biorresiduos no tienen un origen único pues "todos somos productores", desde la persona a nivel individual hasta cualquier colectivo -centros de trabajo, hospitales, colegios, la propia administración-, aunque por ley la responsabilidad de la gestión de los desperdicios corre a cargo de los responsables municipales.
"Europa está apretando y exige a nuestra administración que mejore esta gestión así que en breve tendremos que separar, sí o sí, los biorresiduos del resto de las basuras. Ya hay algunas comunidades autónomas que lo están haciendo", insiste Nieto, "pues este tipo de desperdicio genera metano, uno de los gases más perjudiciales en la lucha contra el cambio climático, además de provocar contaminación atmosférica y de los acuíferos."
El proyecto cuenta con el asesoramiento científico del grupo de investigación "Metabolismo del Nitrógeno" de la Estación Experimental del Zaidín (EEZ), perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y cuya actividad se centra en el campo de las Ciencias Agrarias.
"Tuve la suerte de encontrarme en el camino con el doctor en Químicas Germán Tortosa, que trabaja en esta estación de Granada", explica Nieto, "y con él hemos puesto en marcha una oferta de micromecenazgo titulada "Los biorresiduos: un recurso con valor local" en la plataforma www.lanzanos.com".
La iniciativa se sustenta sobre tres ideas fundamentales: la primera son "varios meses de investigación en laboratorio para optimizar el proceso de compostaje doméstico", la segunda pasa por "volcar estos datos y experiencias a escala real en dos colegios, en Madrid y en Granada" y la tercera es "su divulgación, porque esto no tiene sentido si no compartimos los resultados con la comunidad científica y todo aquél que quiera participar en el proceso".