Cada año se generan más de 8 millones de toneladas de plástico. En la actualidad ningún lugar de la Tierra, desde el más elevado hasta el más profundo, se libra de la presencia de este material que empezamos a producir a escala industrial en 1950.
En el mar, por ejemplo, donde se vierten 200 kilos de plástico cada segundo, el 90% de las partículas contaminantes están hechas de plástico, lo que da cuenta de la necesidad imperiosa de cambiar nuestros hábitos de consumo.
Conscientes del problema, las grandes cadenas de supermercados se han comprometido en la lucha contra el plástico y han adoptado medidas sostenibles para ajustarse tanto a las nuevas regulaciones como a las exigencias de los consumidores, que están cada vez más preocupados por el medio ambiente.
Entre estas medidas destaca el cobro obligatorio de las bolsas de plástico o la sustitución de éstas por bolsas de papel, biodegradables o compostables, que están hechas de bioplásticos, es decir, un tipo de plásticos que no procede del petróleo, sino de azúcares, almidones o aceites vegetales.
Por su parte, muchas marcas han cambiado sus embalajes e incluso algunas han eliminado los microplásticos de sus productos de cosmética y cuidado personal, pues suponen una gran amenaza, sobre todo, para los ecosistemas marinos, a los que estas partículas diminutas acceden directamente a través de las aguas residuales.
Todo esto busca poner fin a la que algunos expertos han llegado a referirse como la ‘epidemia de los plásticos’. Sin embargo, según un estudio de Green Alliance, una organización sin ánimo de lucro con sede en el Reino Unido, el remedio está siendo peor que la enfermedad.
Plástico
En concreto, el documento alerta de que algunos de los nuevos embalajes de los supermercados son aún más dañinos para el medio ambiente que los antiguos de plástico. En este sentido, pone el ejemplo de los cubiertos de madera y asegura que para su fabricación se envían a la atmósfera más gases de efecto invernadero que para fabricar los cubiertos de plástico de toda la vida.
Asimismo, el informe subraya el caso de las bandejas de cartón y las pajitas de papel, pues están recubiertas de materiales que no son biodegradables y esto dificulta su reciclaje. Finalmente, en cuanto a las bolsas compostables, el trabajo constata que suelen confundirse con bolsas de plástico y acaban por no reciclarse de forma adecuada.
El informe también revela que, en el Reino Unido, un 30% de los propietarios de supermercados han dejado de vender algunas marcas por la forma en la que seguían envasando sus productos. Sin embargo, siguen poniendo, de media, el equivalente a 900 piezas de plástico de un solo uso por persona en sus estantes cada año.
Por último, el informe recoge que los consumidores están enormemente confundidos con lo que significan términos como ‘biodegradable’ o ‘compostable’ y piden al gobierno que se ponga firme con todo lo que se refiera al uso de plásticos de un solo uso, con su reciclaje y con la definición de unos estándares en la industria alimentaria que ayuden a reducir el uso de este material.
Fuente: ELENA MARTÍNEZ BATALLA / LA VANGUARDIA,
Artículo de referencia: https://www.lavanguardia.com/natural/20200113/472809637211/alternativas-bolsas-plastico-remedio-peor-enfermedad.html,