Se ha puesto en marcha una iniciativa europea encaminada a reducir la cantidad de alimentos que tanto la industria como los particulares desperdician cada año en Europa.
Para llamar la atención sobre la cantidad de comida desperdiciada, un cocinero de una de las empresas más importantes de catering de los Países Bajos preparó recientemente un menú con alimentos obtenidos en un hipermercado que ya habían caducado. El menú, compuesto por una sopa de tomate y pimiento, una ensalada de patata y judías verdes y un batido de fresa, kiwi y plátano, se sometió al análisis del experto neerlandés en alimentos Toine Timmermans de la Universidad de Wageningen (Países Bajos).
La iniciativa europea, encabezada por el propio profesor Timmermans, se trata del proyecto Fusions y pretende mejorar el control de los desechos y lograr un empleo más eficiente de los recursos a lo largo de toda la cadena de producción y comercialización.
Se calcula que cada año se desperdician en Europa cerca de 90 millones de toneladas de alimentos, lo que equivale a 180 kg por ciudadano. El equipo del proyecto confía en estandarizar con mayor eficacia el método para calcular los desperdicios alimentarios en cada país, un proceso que según este profesor neerlandés ya está en marcha.
En el proyecto se ha descubierto que “Alemania comenzó rezagada pero muestra un progreso constante durante los últimos dos años. En Francia aún no ha cobrado relevancia; existen varias actividades locales pero no se aprecia aún un método común nacional. Los consumidores del Reino Unido son más conscientes de la cantidad de desperdicios alimentarios gracias al trabajo de la organización WRAP, cuyo trabajo logró una reducción del 13%. En los países nórdicos también se aprecia un avance”.
Por su parte, la Comisión Europea ha convocado una reunión destinada a alcanzar una reducción del 50% en el desperdicio de alimentos para 2020. “Para cualquier organización resultaría bastante sencillo reducir los desperdicios alimentarios en un 25% si se aplicasen ciertos cambios que podrían introducirse de inmediato”, aseguró el profesor Timmermans basándose en su estudio de los desperdicios generados en la cadena de suministro alimentario al completo.
La profesora de “Alimentos y Sociedad” Lynn Frewer de la Universidad de Newcastle (Reino Unido) considera que la administración es capaz de lograr un porcentaje aún mayor y afirmó: “Las políticas gubernamentales son capaces de incentivar e incluso hacer cumplir reducciones en los desperdicios, mientras que los minoristas tienen en su mano lograr por ejemplo que el tamaño de los envases de vegetales frescos a la venta se adapten a los hogares actuales, formados por un número cada vez menor de integrantes. Es una cuestión de seguridad alimentaria. Hay que aprovechar mejor los recursos disponibles. Es una responsabilidad de todos.”
No obstante, en opinión del profesor Timmermans, son los consumidores los que podrían ser el eslabón más débil de la cadena y no los profesionales de la cocina o los supermercados: “Estoy seguro de que la cantidad de desperdicios que se produce en la cadena de suministro [de alimentos] puede reducirse en un 50%, pero no tanto de que se pueda lograr el cambio necesario en el comportamiento de los consumidores”.
No obstante, la profesora Frewer se mostró confiada y concluyó: “Los consumidores pueden aportar su grano de arena mejorando ligeramente la planificación de su menú. Además deberían utilizar frutas y verduras aunque su apariencia no sea perfecta. Se ha fomentado que los consumidores prefieran productos perfectos, pero supongo que se trata de una costumbre que se puede invertir”.