Un grupo de expertos en Química Analítica y Ambiental de la Universidad de Sevilla (US), junto con investigadores de la Universidad de Abdelmalek Essaadi (Marruecos), ha comprobado que los huesos de los dátiles y de las aceitunas, así como las hojas de ciertas plantas de la región mediterránea, actúan como adsorbentes de los pesticidas.
Los científicos han estudiado cómo se adsorben 22 tipos de pesticidas en diez sustancias naturales: cinco desechos orgánicos (cáscara de cacahuete, caña de bambú y huesos de aceituna, aguacate y dátil) y cinco hojas de plantas (eucalipto, rábano, orégano, adelfa y jara), que fueron previamente trituradas.
Huesos de dátiles y aceitunas adsorben más del 90%
Los resultados del estudio, que se publican en el Journal of Hydrology, demuestran que los huesos de los dátiles y las aceitunas tienen un valor medio de adsorción de un 93% y 90% respectivamente, y las hojas de las jaras y los rábanos, de un 80%.
Los autores destacan que la adición de esta materia orgánica triturada al suelo también favorece la biodegradación de los contaminantes, ya que se incrementa la actividad microbiológica, además de reducir el movimiento vertical de los pesticidas desde la superficie hasta las aguas subterráneas. Estas aguas son las que se utilizan para el riego y el consumo humano.
Cooperación entre España y Marruecos
Los análisis de este trabajo de investigación se han efectuado en laboratorios de la Universidad de Abdelmalek Essaadi y de la Escuela Superior de Ingenieros de la US, pero la toma de muestras se ha realizado en Loukkos, en el noroeste de Marruecos.
Los investigadores han aplicado las técnicas de descontaminación en diversos campos de prueba de esa zona, y también han desarrollado una campaña de información y sensibilización entre la población local.
Buena parte de las aguas subterráneas de la región de Loukkos están contaminadas con pesticidas. La cantidad media de estos contaminantes por hectárea cultivada es de unos 6kg, una cifra muy similar a la utilizada en algunas comunidades españolas, como Extremadura, Baleares o Madrid.
El proyecto ha sido financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación (MICINN) y la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID).